Con frecuencia se nos olvida que la vida es lo que tenemos en común.
Al mira hacia lo que llamamos "fuera" decimos "los otros". Y caemos en la tentación de compararnos.
Como si "los otros" no fuesen también la expresión del adentro.
Y el hecho es que no existen discontinuidades. Lo que separa, los que sentimos o percibimos como límites son las ideas dispares, el pensamiento.
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