Vine aquí para marcharme, en esta primavera.
Me detuve en tu mirar a escoger algunas flores.
Con su presencia fragante y estar discreto,
llenarán de hermosa alegría nuestro pequeño jardín secreto.
Y si es que así lo quieres, tú que habitas en mi pecho,
con la tierra entre las manos, continuamos el resto.
Nunca importó el lugar, el hogar se lleva dentro.
Verdes son nuestras huellas, nuestras raíces el centro.
Y con los brazos en alto, transportados por el viento,
sembraremos la semilla del amor y de lo cierto.
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