Es de una sonrisa iridiscente.
No hay nada en ella que le haga sombra.
Existen muy pocas cosas tan hermosas como la alegría que desborda el ser.
Y las lágrimas de emoción, que escapan a su libre albedrío.
Ella no es consciente de lo mucho que me ha aportado en este tiempo.
Vivir, de nuevo, todas las edades. Fluyendo lo mejor.
No creo en la enseñanza.
La libreta que tenía para anotar instrucciones ajenas,
me la dejé olvidada en un monte.
Aprendemos. En un intercambio. Todos ganamos. Crecemos.
La vida es muy generosa.
No habrá nunca gracias suficientes que compensen lo que otorga.
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