martes, 9 de junio de 2015

Elucubraciones

Aquí no entra más que mi dios. Y, a veces, ni siquiera.

No necesito cota de malla, ni armaduras de esas par ir por el mundo. Es más, d'habitude voy sin vestiduras. Por eso nunca necesité rasgármelas.

El juego de la coquetería lencera no me fascina. Sobretodo, porque lo inventaron otros.
Es más, si me observo mucho tiempo vestida en el espejo me da risa. Como la arquitectura. La verdad es que desnuda también.

Hace meses pensé en hacerme una limpieza de colon con hidroterapia. Por pura necesidad, he terminado haciéndome una cerebral. De resultados sorprendentes. Tanto que ya no se quién soy.

Comencé uno de tantos cuadernos para reconstruir la memoria. Pensaba que se me había hecho añicos. (Añicos llevaba sin usarla, nada más que eso). Lo he terminado. El cuaderno. Creo que es el primero. Ahora voy por este, que comencé hace muchos años.

Haré caso de mi madre, que decía que lo importante es hacer las cosas bien y no cuanto tardes en hacerlo. Bueno, ella añadía que si las cosas están bien hechas nadie te va a preguntar cuanto has tardado en hacerlas. El caso es que a estas alturas, la opinión de la gente en general me importa cero.

Me quedo con lo de hacer las cosas bien. sin más. O por lo menos intentarlo. Nunca hay que dar nada por terminado de lo que aquí hacemos. Al menos, hasta que no doble bien el gorro. Si, eso también hacerlo bien.

Últimamente leo mucho (por reiteración y poco por cantidad: esas cosas en las que le da por fijarse a nuestra atención) sobre los fragmentos de las personas, los trocicos y cosas así.

Miguel Angel iba a Carrara a elegir sus enormes bloques de piedra: sabía justo lo que necesitaba. (Para eso es Miguel Angel).

Después, cincelaba seres escultóricos.

Me admira lo poco que aprendemos de la posteridad.

Los fragmentos (detritus) son lascas Restos necesarios para alcanzar la perfección.

Venimos enteros.

Nos vamos como podemos.

Pensé que había perdido mi memoria. Y cuando soñé con el lapicero gigante con los restos de las tablas, comprobé que ahí está. Intacta. Inconmensurable.

Los baños de inmersión son estupendos.

Nadie necesita a nadie.

Observesé sino el mundo entero poblado de cadáveres inertes. En todos sus estratos. Desde donde apoyas los pies hasta donde los pondrás.

Que por mucho tiempo sea.




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