Nunca ha de tener nombre, esa mueca grotesca e indecente.
De manera nefasta, aparece en el rostro de aquellos que encuentran cualquier deleite o pensado placer, en infringir abusos sobre otros.
Muchas cosas y personas de este mundo deberían ser innombrables y desaparecer.
El olvido no es sino la voluntaria decisión de sólo poner la atención en lo que es bueno, verdadero y hermoso.
Y así, conscientemente, superponer espacios en blanco en el resto. Creando potenciales para ser llenados de precioso contenido.
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