Buscando el el baúl del olvido he encontrado, entreabiertas sus nacaradas tapas, una vieja libreta de baile.
He ojeado subrepticiamente sus quebradizas y enmohecidas páginas. Y he comprobado con estupor, que todas ellas estaban vacías.
Debe ser que los nombres se fueron bailando con la música a otra parte.
Caracteres incompatibles: ya se sabe.
Yo, por si acaso, seguiré haciendo puntas.
Y un poquillo de magia.
De la buena.
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