miércoles, 17 de junio de 2015

Luces recíprocas

No siempre fui noctámbula.
Hubo un tiempo, en mi niñez, en que tuve un sueño dulce y fácil.
Bien pronto, me encontraba anocheciendo en la cama. Me entretenía haciendo un  breve recorrido por lo que había sido mi día. Y en un instante indeterminado, pasaba al otro lado.

A veces, me despertaba de madrugada, al roce de un recio beso e intenso olor a tabaco. Y con muchos caramelos debajo de la almohada. Por fin había vuelto, pensaba. Y nada malo había pasado. Tomaba los caramelos, los juntaba sobre mi pecho y sobre ellos me dormía. Feliz.

Fue un grito de estertor y horror. Repetido una y otra vez. No sabría decir durante cuanto tiempo. Demasiado, incluso para mi.
¿Por qué?, se lamentaba. Y entonces, mi hermana, se ponía a llorar de espanto.
¿Qué te pasa?, le decía yo.
Yo no me quiero morir, me contestaba.

Me desagarraba su pena y su dolor. Entonces, inventaba historias para ella hasta que se dormía.
Bueno, tampoco es exactamente así. Puede ser que muchas veces fuera así.

Sea como fuere, su miedo pasaba a ser mi miedo. Intentaba disolverlo, leyendo, leyendo hasta que me escocían los ojos.
Otras veces simplemente tocando objetos queridos. Me gustaba coger el album de fotos y remirarlo, pues ya me lo sabía de memoria. Y es curioso, porque la sensación lejos de pasarse del todo, se convertía en algo irreal.
Pensaba: se ve que esos somos nosotros, mi familia. Pero sólo porque están las fotos.
En realidad, es difícil de explicar. Es como decirse: ahí están las pruebas de algo, pero no prueban nada. Son sólo fotos.
No sé.

Pero lo que más me gustaba era escaparme reptando, a oscuras. Sigilosamente, sorteando todos los obstáculos cuyo calculado desorden sabía de memoria. Entonces, cogía mi candil, encendía su tea y ascendía hasta llegar a mi alféizar. Y miraba. Mientras, quizás otras luces también en vela, me miraban.

Respiraba la noche, miraba el cielo. Con mis ojos recorría los motivos de las estrellas. Y así, en ellas, me disolvía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario