Vivo la tierra del viento, cálido aire solano. Escultor de los rostros y el carácter de sus gentes.
Arquitecto del artificio de las formas de los hogares.
La espiga madura danza. Su balancear dorado.
Siento su en mi ser su estío y la sed fresca que no cesa, de gozar el manantial de los besos.
Besos trigueños de mayo.
Qué ya huele a siesta y a siega, en el rocío de la mañana.
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