martes, 24 de mayo de 2016

Ciclo

El cauce incipiente de mi ser, se forja en las vertientes del cariño.
Caudal de trote alegre. Pequeños saltos de embriagadora vida.
Vida de suaves caricias que exhalan los gestos amables. Ésos que convierten los instantes en tesoros.
Y nace la memoria del continuo en movimiento, justo en el momento que no me reconozco.
Y me siento libre.
Mientras miro, al levantar la vista, nubes de aguas viejas, recorriendo los designios del cielo.
Formas imaginarias de los sueños y fantasmas que pasaron. Flotan en su viaje hasta que, por fin, llueva. Entonces, serán sus vapores, agua nueva que corre. Agua terrestre, agua primera.


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