Las letras se mezclan con el color y con el espacio.
El silencio se convierte en la mano en movimiento.
El reloj es un mero referente de un instante que se dilata.
En esta noche, de luna tan llena, es un raro deleite entregarse al placer del trabajo que se acaba.
Quizás, con el cuerpo cansado y con la mente en calma.
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