Entre tanto pliegue de costuras deshilachadas, siempre encontré algún momento de belleza en el que perderme un rato. Y cuando ésta no aparecía, creía, la inventaba.
Sé que eres tú. Mi fiel compañero de cada instante.Imaginas para mi todos estos pasajes de hermosura. Hechos de tu grande bagaje, curtido en siglos de vagar por la existencia.
Por las noches, velas mis sueños. Y si el sueño es contigo, siempre me despiertas. Para que caiga en la cuenta que no hace falta soñarte, pues ya soy contigo. En la memoria de mi memoria.
Con el sol naciente, me susurras canciones, pobladas de conmovedora rareza.
Es inevitable. Discurro hacia las preciosas líneas de fuerza que te definen. A veces, lentamente. Las más, con avidez. Entonces, todo se vuelve vertiginoso. Y comienza el viaje.
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