Confiados, guiados por la curiosidad, desde la atalaya de la infancia nos dejamos llevar palabra a palabra al interior de las redes del pensamiento. Comienza como un divertido juego más.
Después, desaprendemos cada una de esas palabras, concepto a concepto, hasta conseguir dotarlas de un significado nuevo que nos permita vivir una existencia plena.
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