En ocasiones es sencillo.
Ella me muestra todos esos objetos que le gustan. De vez en cuando yo también compro alguno de ellos.
Después, o antes (no importa el orden), yo comparto con ella esas pequeñas cosas con las que entretengo a ratos mi curiosidad inquieta y caótica.
Dicen que todo se pega menos lo hermoso.
Y yo digo que non credo.
Mi vibración cambia tu vibración y la tuya se armoniza con la mía (cuando estamos en concordancia). Y no existe otra cosa que resuene con más intensidad dentro que la belleza.
A mi hermana le gustan estos músicos.
Pues nada: nos pondremos manos a la obra y que suene la música.
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