Él calló.
Justo cuando ella necesitaba más respuestas.
Ella esperaba, y en un indeterminado y remoto "mientras", colmaba de amor las voces de su ausencia.
Él callaba.
Ella, durante ese mientras, destramaba invisibles redes del pasado.
Fue un instante de una tarde, cuando ella lo supo.
¡Ya no más!
Ella, confía en sí por vez primera y abandona la ilusión de camino, reconoce el espejismo que jamás la condujo a extinguir el silencio con el que él tuvo a bien obsequiarla.
Con pasos nuevos, ella, derrama su ser hacia sus manos. A su través, expresa la dicha de sentir la maravilla de la vida.
Todo habla y es bullicio.
Ella, respira hondo y, al llenar de aire los pulmones, nota mucho más que aire.
A veces, se volatilizan miliares de notas fragantes dentro del silencio, en el precioso silencio que construyo.
El silencio es el sitio de mi descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario