Comienzo a sospechar que la tristeza que me embarga cuando pienso que, cuando muera, perderé todo mi tesoro de experiencia es parecida a la que siento al pensar que, si sobreviviera, empezaría a aburrirme de esta experiencia opresiva, fanée y tal vez anticuada.
Tal vez es mejor que, durante los años que todavía me sean concedidos, siga dejando mensajes en una botella para los que vengan después, y espere a la que san Francisco llamaba Hermana Muerte.
A paso de Cangrejo
Umberto Eco
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