El silencio es una piel sedienta de caricias, siempre dispuesta a la entrega.
El silencio son unos ojos guardianes que descubren belleza allá donde se posa su luz.
El silencio es aire acunado en un suspiro, que llena con descanso la ausencia de dolor.
El silencio es hilvanar en tu mente, una tras otras, como las piedras preciosas de un collar todos los instantes de dicha en que fui partícula compartiendo tu risa.
El silencio es el prana efervescente que reúne los contornos con que se estructura la vida.
Alguna vez dejaremos de necesitar las palabras.
Será cuando todo nos digamos desde el silencio.
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