sábado, 22 de agosto de 2015

Dorados panes

Llegará el día en que no habrá muros, pues no habrá nada que contener.

Tan sólo habrá dorados panes para que la realidad sea orlada con luz propia y duradera.

Todo estará encendido.

Me pregunto, una vez más, por qué he vuelto.

La sala, llena a rebosar. Todos dispuestos a disfrutar del espectáculo.

El escenario, un sueño. Sorpresas inverosímiles.

Los actores nos llevarán a otros lugares.

Pero nada de eso, es el motivo.

Es el instante. En que me descubre. Y me pierdo en su risa.

Y al acabar, volveré. A la ronda.

Entonces, por entero, se explayan las almas.

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