domingo, 17 de mayo de 2015

El alféizar

En la soledad de este lugar que no aprecio,
Echando en falta la presencia de mi hijo
Aquí, contigo.
Me despido  con suavidad de este tiempo y este espacio,
Con la certeza que es lo tengo que hacer para ser mejor
Agradeciéndote tu fuerza y empuje,
Por volverme a mi naturaleza.
Sabiendo el duro trabajo que queda por delante
Y con la calma y presencia necesarias para desarrollarlo.
Cambiaremos todo poco a poco.
A veces, serán muchas cosas a la vez.
No puedo permitirme más lágrimas.
Necesitamos la fuerza, ambos.
Nunca proferí un adiós porque no sentía despedirme.
Ahora es el momento.
Siempre me sentí sola. Extraña. Ajena a lo que me rodeaba.
Nunca me interesó demasiado el mundo exterior, al menos, en la manera que los demás veían las cosas.
Quienes me conocían, o estaban habituados a relacionarse conmigo, ya sabían que estaba pero no estaba. Así es como era.
A veces, echaba de menos la complicidad de los demás. Sus cosas cotidianas. No sé. Esos besos que nadie nos daba. O esos abrazos.
Y pedí con todo mi ser como los demás.
Más nunca debí hacerlo: fue el camino y la manera en que lo abandoné. Y me perdí por senderos que nunca debí pisar.
Con tu amor me has vuelto a él. Y esas lágrimas que discurren por las mejillas son sólo los restos del ego, que se resiste a desaparecer del todo.
Hace unas semanas estaba leyendo un libro. Había un fragmento que relataba algo sobre un profeta. Decía que en su juventud era inteligente, pero perezoso hasta la estupidez. Creo que de inmediato me sentí identificada con su pereza. Y con la estupidez de no ser capaz de llevar con rapidez y en el momento justo las cosas a la práctica.
De nada sirve el saber que no se lleva a la acción.
Y tu cuerpo te avisa, aunque puedes pensar que son casualidades. Esas tremendas caídas.
Dices adioses pero nunca empiezas de cero. Más bien de uno. Puedes pegar un corte a tu pasado (también de mangas) para sí quedarte en el justo momento en que quieres reengancharte para crecer. 
Esta vez, si con raíces. Raíces cosquilleantes, en los pies. Y móviles.

C’est plus que parfait!

No hay comentarios:

Publicar un comentario