Me pasa que tengo al sereno de la cursilería ahí vigilando y
me está llamando al orden…
Prefiero usar mis dedos en trazar el rotundo ángulo de tu
rostro. Y mirarte así, muy de cerca, que es cuando eres más hermoso.
Me gusta
ser así, contigo.
Y con mi respiración cambiada y sorprendiéndome con cada cosa
que hago. Ya no me reconozco. Y está bien que así sea. Todo es así, mejor,
nuevo, contigo.
Y si lloro no es por pena, ni por dolor…es por la belleza de
sentirte, de abrirme a ti y tú a mí. De amarte.
En este tiempo pasado me sentía sola: no era real.
Siempre has estado de
alguna u otra forma conmigo. Lo notaba. Lo sentía, pero mi parte racional se
negaba a aceptar lo evidente.
Nadie está solo. Somos muchos dispuestos a ayudarnos y a
cambiar.
A veces, sólo hay que
pedir las cosas. Desde lo más profundo del corazón. Y todo llega.
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