Te escucho, si, atentamente
Suave caricia que despoja las prisas
Te escucho en la ondulación que recorre mi cuerpo
y se expande en mi vientre.
Me pierdo en tu delicada complejidad
¿Qué es de un cuerpo sin su ánima?
¿Acaso no es sino una casa deshabitada sin su hogar?
¿Para que sirven las manos si tú no estás en las mías?
Que no te quiero en proporción áurea
Te amo en divina medida.
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