Allá dónde está se aumenta
Y se crece.
En esos ojos que devuelven la belleza
de mil destellos de sol.
En esa sonrisa que de puntillas se te aproxima,
así, de manera improvisada
y te regala un beso.
Entonces, te sorprendes convirtiéndote en un tamtan.
Es extremadamente generoso.
Y lo es sin medida.
Sólo necesita que le seas fiel.
Y lo expandas.
Y lo agrandes.
A cada instante.
Sólo somos su canal.
Y también, su cobijo.
Nada más.
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