jueves, 2 de febrero de 2017

Soneto autógrafo de Miguel Ángel, 1509 -1510

Existe un soneto que escribió Miguel Ángel, en el que el artista describe con humor su lamentable estado luego de pintar sobre los andamios en posturas incómodas y forzadas, en la ejecución de los frescos de la Capilla Sixtina.

Se representa en la pose que adopta cuando pinta.




El soneto, dice más o menos esto:

"De trabajar incómodo, me ha salido un bocio como le hace el agua a los gatos de Lombardía (a menos que sea de cualquier otro país) con la fuerza que el vientre aplica sobre el mentón.

Mi barba apunta al cielo, siento la nuca sobre la espalda, tengo pecho de arpía, y la pintura cae sin cesar en mi rostro, me hace allí un rico pavimento.

Los riñones me llegan a la panza, el culo me hace contrapeso a la grupa, los ojos buscan los pies en vano.

Delante se me alarga el cuero lo que se estira por detrás terso como un arcos de siria.

Falaces y extraños son los juicios que me llegan a la mente, ¡quien puede apuntar con cerbatana tuerta!

Esta carroña de pintura, defiéndela, Giovanni, y también mi honor: no siendo bueno el lugar ni yo el pintor"



Conocemos algo (más bien poco, en mi caso) de sus obras.

A veces para conocer un poquito más, también,  son frutos las palabras.


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