Los magos existen.
Algunos llevan, para acompañar sus actuaciones, una especie de varita mágica.
Otros, sin embargo, se bastan con la danza infinita expresada en las manos, cuando eclosiona plenamente el ser que las habita.
Sé que son magos porque lo que hacen es magia.
Alquimia sin truco.
Construyen arquitecturas aéreas invisibles.
Y el espíritu pasea curioso entre sus estancias; a ratos se aloja y siempre se eleva.
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