jueves, 8 de diciembre de 2016

De cuando me asombro

En ocasiones, cargada de sinrazones, mi sombra coge el portante y me abandona.
Gusta saborear la planitud que le otorga la profunda niebla, perder las formas envuelta en sus vapores y rondar juntas a placer la fría noche.

Es el largo y delicioso momento en que dejo de ser yo.
Es cuando, sin entender cómo sucede, abandono mi avatar.
Entonces, la encuentro y me reúno con ella, allá en lo alto.





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