Hoy, he dejado atrás los deseos que, otrora, me condujeron a cualquier parte y sus fragmentos, que me alejaron de la unidad de lo que soy.
Ahora, a ratos, el aire que respiro me sabe a gloria y siento a pleno pulmón el milagro de la vida.
Lo extraordinario sucede a cada instante.
A veces, es tan sutil, que se acerca de puntillas, exhalando su sonrisa fragante, inflamando el sentimiento.
Es un beso delicado en el borde de los párpados, un ascenso a tus pestañas.
Es el premio a los ojos que bien miran, que se iluminan desde dentro, desde el sol de la verdad.
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