Siento la hermosura exenta de los límites de la forma.
Percibo la belleza en el centro de lo que soy.
Ahí justo se diluye el "yo" y sus aledaños.
Es un brotar de límpidas aguas que transforma en fértil la más reseca de las almas.
Es un paseo sin prisas con el aire de los pulmones convertido en dicha.
Es el germen de la alegría que se vislumbra al primer esbozo de una sonrisa.
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