Ahora que tú no puedes decírmelo con palabras. Si acaso, una leve modulación de tus labios en algún momento de lucidez, un inesperado gesto.
Puedo decirte alguna cosa, con la piel de mi rostro pegada a la del tuyo.
Cerrando los ojos al instante, para percibir sólo lo que es hermoso.
Muchas, muchísimas veces me has pedido que dejara de hacer cosas o que hiciese cosas por otros.
Hoy, quiero decirte, que ahora lo que hago, lo hago por mi.
Quiero que sepas que vamos a poner la alegría que le falta a la casa, a tu casa.
Para que acoja a la familia fuerte y hermosa que has construido.
Quiero que las flores y los niños habiten sus rincones.
Que haya mucho espacio para las risas y los libros con sabor a café y cacao.
Quiero que nada se detenga.
Que tu espíritu se agrande, en el cielo despejado.
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