A cada paso que das sobre la tierra que ves, le acompaña siempre un instante en que vuelas.
No sólo los pies.
Es tu latir. Latir premonitorio de horizontes superpuestos.
Es un sueño que se engrandece dentro de otro más vasto y hermoso.
Sentirse transportado, sin saber cómo ni cuándo.
Pararse para continuar.
Es un saber que todo lo que haces es como tiene que ser y configura todo un mundo.
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