Salir al camino. Andarlo. Entretenerse en pensar las huellas que otros dejaron en él.
Qué corto es el viaje de la razón!
Tan corto, que hasta puede ser aprehendido.
Abandonar, alguna vez la repetición, que no sea parasimpática.
La próxima vez, al caminar, si quieres , puedes probar a mirarte desde abajo.
Verás el desarrollo de los caracteres que imprimen tus plantas en todo su esplendor.
En ese momento, se comienza a entender la tierra.
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