Un preciso momento.
En la memoria, algunas pinceladas luminosas que impresionan el instante.
No recuerdo la historia.
Ocurre, que mientras hablas, mis ojos te recorren y desaparezco en ti.
He intentado muchas veces acordarme muchas veces, más como ahora, me transporto y no me acuerdo.
Vuelvo.
Sé que no hay un segundo sin que crees algo.
De ti nacen mundos. Mundos dentro de otros mundos que no saben de escala, ni de posición relativa. Mundos que crecen.
Lo sé bien, pues es esa onda expansiva que generas, la que mueve, a su vez, estas manos a construir pequeñas cosas.
Pues me recreo en lo pequeño. Y en el mirar muy de cerca. Tan cerca que di así miras, comprenderás el sutil engranaje de la complejidad que se torna belleza.
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