Tantas veces enfrentándome a un espacio en blanco intentando
decirme, lo que creía que quería decirte
y sin embargo, ya sabías. Es raro.
Que los dedos recorran caracteres reiterativos, deslizándose
en tu cuerpo.
Es extraño que, a veces, no recuerde cada curva de tu ser en
la eternidad del mío. Y sin embargo, me funda contigo.
Y no sé por qué rareza, me parece, que todo va estando en su
justo lugar.
Tan distinto.
Tan difícil.
Tan curioso.
Tan amable.
Tan grande.
La medida perfecta para enrollarme en posición original y en
ti aparecer.
Ver tus ojos que ríen. Y cerrar los míos muy rápido. Y
apretarlos muy fuerte.
Para que nada visto se escape.
Para que empaparse con la intensidad del momento.
Para volver abrirlos y volver a encontrarme contigo.
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