viernes, 7 de octubre de 2016

Personas y personajes, gentes y gentiles

Un delgado hilo de aguas tangenciales. Aguas presurosas por volver a la gran corriente.
Fogonazos de vida manifestada en cada persona.
Tras la pequeña instantánea de cada uno de sus rostros una historia, un libro abierto que se escribe a cada momento, una manera en la que el universo se expresa de manera irrepetible enlazando lo diverso.

A veces ocurre que el agua corriente al contacto con partículas de agua viva, se transforma y recupera todo su potencial. Vuelve a su ser, donde permanece intacto todo lo que es posible y las leyes de la física y la química se ajustan a como es el origen.
Entonces no es agua que corre, no es mero movimiento accidentado, es agua que fluye libre transformando lo que engloba.

Un día aparece la ocasión y la reconoces al instante y te sumerges en ella de manera activa.
Acontece cuando los ojos de un alma solitaria miran y ven, de lo que es posible, lo mejor. Esos ojos se juntan con los ojos de otra alma solitaria que habla el lenguaje de la música con palabras escritas en el viento, descubriendo la voz en el eco del tiempo.

Entonces, entiendes el invento de los ejes cartesianos, invención en la que te recreas de tanto en tanto desde la dimensión del amor.

Y cuando estás en ella interpretas tu personaje del momento, sabiendo que eso que llamamos realidad es más ficticio que cualesquiera de los sueños, pues sólo en los sueños duerme la razón y se abre el espacio hacia lo que es posible.

A veces, en plena representación, te apartas un momento, abrumada por el absurdo. Necesitas encontrarte de nuevo con tu alma solitaria. Si sucede que te encuentras con los ojos de esa otra alma solitaria amada, la vida se torna enormemente divertida. Todo es tan banal que da risa.
Con un sustancioso toque hiperbólico en la visión de los acontecimientos, nos reímos hasta no poder más. Y es que da mucha risa la representación de la apariencia cuando un personaje se la termina tomando muy en serio y se termina creyendo que es el personaje. Lo sé bien, porque a mi me pasa de vez en cuando. Cuando me pasa, me río, y me río mucho porque es la única manera que conozco de emerger de las aguas del llanto y de sentir la poca importancia que tienen casi todas las cosas que en la teoría de la mayoría deberían tenerla . No es que me lo proponga es que me sale de natural.  Me río porque es la manera  de saber que la vida no es drama. Es lo que es. Es a los elementos que cada cual quiera reducirla.

Estoy empezando a sospechar que lo más cercano a la humildad es la risa que empieza por uno mismo.

Ahora, el espectáculo debe continuar.

















No hay comentarios:

Publicar un comentario