lunes, 17 de octubre de 2016

Es un raro placer incidir en lo que me place

¿Cómo es posible que se empeñe el pensamiento en descifrar el lenguaje que sólo los corazones hablan?
La insistencia de pensar es insaciable y a todas las puertas llama. Busca encontrar las palabras en su expresión más exacta, escudriñando en los puntos tangenciales de donde manan los sentimientos.

Más es un vano intento, es un mero aproximarse a lo que solamente el ser alcanza.

Quizás, a veces, el arte logra acercarse tanto que incluso toca algún latido con la punta de sus alas.

Cuanta más carga se pone a las razones, más se alejan de su fuente los sentimientos. En ocasiones, se derraman en caída libre, hacia el fondo del más obscuro abismo.

El pensamiento se esfuerza por explicar el mundo como si de una pompa de jabón se tratara. Se concreta en algo y, sin remedio, se para y se fija. Al hacerlo, considera que el mundo que cabe dentro de cada pompa de jabón posible, es en cada caso el mismo mundo y, por tanto, una única cosa de todos interpretada por igual.
Quizás, el mundo, sea un juego de la mente de un niño que sueña con construir la ingravidez y la inconsistencia de la forma esférica a través de instantes superpuestos.
Pero las burbujas estallan, de la misma manera que los pensamientos se desvanecen cuando ya no nos sirven, cuando los desechamos porque nos asfixian y nos ahogan, cuando decidimos abrir las rejas de su cárcel.

La pompa del mundo es una realidad exterior hecha de aire, una espiración de los pulmones. Pompa que al romperse, libera su presión y devuelve a la matriz inicial lo que  es suyo por ley: aire de aire, aire cargado de un instante de esfericidad que no se olvida y del intenso brillo que deslumbra justo en el momento de plenitud que antecede a la muerte.

Escucha adentro.
Deja que hable el suave murmullo de la vida.
Nota el calor movido por la risa, el rubor en tus hermosas mejillas, ése color que encienden mis labios al curvarse.

Mira.
Tus ojos se deslizan por estas extrañas formas negras ,siluetas raras y abstractas en un virtual espacio en blanco.
Y así viajas conmigo, por medio de los símbolos y las imágenes que construyen mis palabras y que, a veces, obran el milagro de tocarte.
Sí.
Y si te toco, el centro de tu ser habita lo que yo soy.
Te toco porque soy tocada.

¿Dónde estás tú y dónde estoy yo en este instante?

No es tan claro.
Ahora lo ves.
Y es que no hay lugar en los momentos.
Ocurre en ellos que se apagan las luces.
Se cierran los ojos del rostro y se enciende la lámpara de la verdad.
Se activa con las huellas de mis dedos preñados del color que habita en tus sentidos, fluyendo en ti lo que soy. Entonces, sientes lo que yo siento. Por un sólo instante.

Quizás un momento.

Quizás.

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