La obra de arte se sitúa en el mundo sin que existiera exigencia alguna que la obligara a nacer.
La obra de arte no tiene responsabilidad ante nadie.
La obra de arte quiere arrancar a los hombres de su comodidad.
La obra de arte señala a la humanidad caminos nuevos, tiende al futuro.
Por ello, la humanidad, no sabe ya que es el arte. Persigue al artista con furia carente de lógica y así frustra la creación de la obra de arte.
La humanidad comete de hora en hora el monstruoso pecado contra el Espíritu Santo. Asesinato y robo, todo puede ser perdonado; pero las miles de "novenas sinfonías" que la humanidad, en su obcecación al perseguir al artista (incluso por el solo pecado de omisión) han impedido que se produjeran, éstas no serán perdonadas.
Adolf Loos
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