jueves, 4 de agosto de 2016

A mar abierta

Más allá de los límites de tus pupilas, existe la honda belleza, el regalo en tu mirar de los matices de un mar que se expande hacia el océano de la libertad.

Tu voz canta y mi corazón vibra en su compás.
Tus manos construyen y mi alegría se ensalza.

Y siento cada momento como un regalo. Es la vida amable que no sabe de balanzas.
Que sabe que un delicado cosquilleo de la curvatura de tus labios en los míos, provoca el dulce expandirse del universo.

Y las puertas se abren. Su umbral se llama respeto.
Aquí está el templo para quien sepa traspasarle.




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