Imposible es la palabra que no se encuentra en mi camino.
miércoles, 31 de agosto de 2016
martes, 30 de agosto de 2016
Confío
Confío y me elevo
Y siento la dicha,
La llama sagrada
Un pálpito lento.
Confío y me elevo
Soy sólo una onda
Un eco lejano
Susurrando al viento.
Confío y me elevo.
Construyo caricias
Que sobre la piel
dibujan tus dedos.
Contigo me elevo.
Y siento la dicha,
La llama sagrada
Un pálpito lento.
Confío y me elevo
Soy sólo una onda
Un eco lejano
Susurrando al viento.
Confío y me elevo.
Construyo caricias
Que sobre la piel
dibujan tus dedos.
Contigo me elevo.
Fotografía: Sebastian Luczywo
lunes, 29 de agosto de 2016
domingo, 28 de agosto de 2016
Mountain
Quizás la fuerza que hizo nacer la montaña y la crece, sea esa la misma que te lleva a buscarla.
La fuerza que te impulsa a alcanzar su cima.
La fuerza que te hace cuidadoso en extremo en la inevitable bajada.
La fuerza que te hace entregarte al vacío cuando se pierde el rumbo y el camino.
Quizás el tiempo sólo sea el desfase entre la génesis de la montaña y la ruta del hombre que se afana en conocerla. Y se entrega a ello con pasión.
Y el espacio y el tiempo se mezclan en estratos. Estratos separados por el silencio, girados, bruzados y cortados por la orogénesis de la vida.
Estratos que atrapan y enterrieran lo que fue mortal.
Y se erosionan.
Quizás la erosión es la puesta en evidencia de la simultaneidad. De todo eso que ocurre a la vez.
Y en la mente se inventan líneas.
Y se les dota de sentido.
Y se escriben las historias.
De los secretos de la montaña.
La fuerza que te impulsa a alcanzar su cima.
La fuerza que te hace cuidadoso en extremo en la inevitable bajada.
La fuerza que te hace entregarte al vacío cuando se pierde el rumbo y el camino.
Quizás el tiempo sólo sea el desfase entre la génesis de la montaña y la ruta del hombre que se afana en conocerla. Y se entrega a ello con pasión.
Y el espacio y el tiempo se mezclan en estratos. Estratos separados por el silencio, girados, bruzados y cortados por la orogénesis de la vida.
Estratos que atrapan y enterrieran lo que fue mortal.
Y se erosionan.
Quizás la erosión es la puesta en evidencia de la simultaneidad. De todo eso que ocurre a la vez.
Y en la mente se inventan líneas.
Y se les dota de sentido.
Y se escriben las historias.
De los secretos de la montaña.
Ser mar
Llegar a ti, es transitar cada uno de los matices que te componen.
En calma y con suavidad, habitar tu ser en lo más obscuro y profundo.
sábado, 27 de agosto de 2016
Algunas palabras
Saber que las palabras sólo son un medio a través del cual se expresa el sentir de la vida.
El equipaje de las ideas.
El esbozo de un sueño que permanece en sus primeros albores.
El sutil aleteo del pecho, cuando vienen a través de tu voz.
Son esas cosas de ellas en las que, ahora, me detengo.
Las palabras no llegan nunca, ni tienen alcance, para expresar lo más hondo.
Es cosa buena que así sea, pues son el umbral que une las edades y los mundos.
De tu mano al cielo
de la noche obscura.
Olvidar las palabras.
Y ser todo.
El equipaje de las ideas.
El esbozo de un sueño que permanece en sus primeros albores.
El sutil aleteo del pecho, cuando vienen a través de tu voz.
Son esas cosas de ellas en las que, ahora, me detengo.
Las palabras no llegan nunca, ni tienen alcance, para expresar lo más hondo.
Es cosa buena que así sea, pues son el umbral que une las edades y los mundos.
De tu mano al cielo
de la noche obscura.
Olvidar las palabras.
Y ser todo.
viernes, 26 de agosto de 2016
La llama
Sembraste la alegría en lo más hondo de mi ser.
Y volvieron las ganas de vida.
Y de ti en mi
Y de mi en ti
Sentí el punto exacto
Donde se tocan el cuerpo y el alma.
Y volvieron las ganas de vida.
Y de ti en mi
Y de mi en ti
Sentí el punto exacto
Donde se tocan el cuerpo y el alma.
Impresiones
La gravedad es sentir desvanecerse la impresión de una huella, al caminar sobre el borde impreciso en el que se desdibujan la arena y el mar.
jueves, 25 de agosto de 2016
Tú eres
En las decepciones y las caídas aprendes a conocerte.
A continuar para superarte.
Y, así, comprendes que eres la distancia inasible entre el cielo y el suelo.
A continuar para superarte.
Y, así, comprendes que eres la distancia inasible entre el cielo y el suelo.
miércoles, 24 de agosto de 2016
lunes, 22 de agosto de 2016
Permanencias
Con la firme determinación de vivir en la esencia, las permanencias se esponjan de ti.
Al detenerte en aprender los lugares, te vuelves cada sitio donde moras.
Entonces, el lugar es contigo.
sábado, 20 de agosto de 2016
Santa Caterina
Caminaba callejeando, sin prisas, intentando impregnarme del encanto que me produce un lugar que voy descubriendo y me va sorprendiendo para bien: su seducción.
Se recortaban en el horizonte las agujas de una catedral gótica.
Y me dirigí hacia el edificio, a encontrarme con ese vacío que envuelve en forma de plaza a la catedral de Barcelona.
A veces, cuando paso de una trama espacial muy pautada y pequeña a un espacio vacío de escala mucho mayor, me gusta detenerme y buscar de alguna manera su centro. Y hacer un giro alrededor del mismo para ver que es lo que enlaza ese espacio no construido. Pues el vacío, al contrario de lo que se pueda llegar a pensar, es el nexo de unión de todas las cosas, ¿no?.
Entonces lo descubrí: vi asomarse la visera multicolor del mercado de Santa Caterina. Y me puse contenta, pues lo había mirado en publicaciones y quería conocer el edificio.
Nada más verlo, anoté lo siguiente:
"Un pantone teselado para ofrenda de los dioses. Un cobijo de sensuales trazos para el habitar del hombre".
Conforme me iba acercando, me iba decepcionando: es lo que me suele pasar cuando idealizo algo.
Porque hay encuentros en la cubierta (en realidad la idea es una cubierta que cobija a un edificio histórico, entiendo) que no se leen bien. O al menos yo, no los entiendo: su necesidad, me refiero.
Si veo bien los arcos principales, sus articulaciones, la estructura secundaria y los elementos de cierre. Enlazados con la tradición constructiva catalana, en cierta manera.
Al poco de la decepción, me acordé de unas palabras que había leído de Santa-María.
El edificio no transmite esplendor. De él no emana esa luz que ilumina desde dentro. La luz de la arquitectura.
Y bien. Ya que estoy aquí, me dije, en esta construcción también subyace un orden, pues vamos a leerlo: su orden estructural. Y al leer, veo que los materiales no están bien elegidos pues no aguantan bien el salitre de Barcelona: el paso del tiempo. Vaya.
En el encuentro del borde metálico de la cubierta con el revestimiento de mosaico, tampoco se ha previsto que los materiales dilatan y se mueven. Y el mosaico está hecho añicos.
En fin. Pues vaya. Seguía pensando. Los edificios son como la vida, encuentros y desencuentros. Los Humanos los hacemos y en ellos se refleja nuestra dimensión.
Me desencontré del todo , al ver como nacían los pilares arbóreos metálicos del suelo: ni dioses ni leches: nacen del cemento y están llenos de meadas de perro.
Recordé con tristeza los maravillosos pilares de la villa Mairea de Aalto. La metárofa de los árboles del bosque en sus soportes anudados y sus espléndidas uniones con el suelo.
.
Con que facilidad borra la memoria don dinero, la desidia...pensé
¡Qué se yo!
Y entonces me marché, a ver las catedrales.
Y recordaba esa especie de compasión que me entra cuando ves a alguien desvalido. Humano, a fin de cuentas.
Aprendemos del error.
Idealizar, es un error.
Se recortaban en el horizonte las agujas de una catedral gótica.
Y me dirigí hacia el edificio, a encontrarme con ese vacío que envuelve en forma de plaza a la catedral de Barcelona.
A veces, cuando paso de una trama espacial muy pautada y pequeña a un espacio vacío de escala mucho mayor, me gusta detenerme y buscar de alguna manera su centro. Y hacer un giro alrededor del mismo para ver que es lo que enlaza ese espacio no construido. Pues el vacío, al contrario de lo que se pueda llegar a pensar, es el nexo de unión de todas las cosas, ¿no?.
Entonces lo descubrí: vi asomarse la visera multicolor del mercado de Santa Caterina. Y me puse contenta, pues lo había mirado en publicaciones y quería conocer el edificio.
Nada más verlo, anoté lo siguiente:
"Un pantone teselado para ofrenda de los dioses. Un cobijo de sensuales trazos para el habitar del hombre".
Conforme me iba acercando, me iba decepcionando: es lo que me suele pasar cuando idealizo algo.
Porque hay encuentros en la cubierta (en realidad la idea es una cubierta que cobija a un edificio histórico, entiendo) que no se leen bien. O al menos yo, no los entiendo: su necesidad, me refiero.
Si veo bien los arcos principales, sus articulaciones, la estructura secundaria y los elementos de cierre. Enlazados con la tradición constructiva catalana, en cierta manera.
Al poco de la decepción, me acordé de unas palabras que había leído de Santa-María.
El edificio no transmite esplendor. De él no emana esa luz que ilumina desde dentro. La luz de la arquitectura.
Y bien. Ya que estoy aquí, me dije, en esta construcción también subyace un orden, pues vamos a leerlo: su orden estructural. Y al leer, veo que los materiales no están bien elegidos pues no aguantan bien el salitre de Barcelona: el paso del tiempo. Vaya.
En el encuentro del borde metálico de la cubierta con el revestimiento de mosaico, tampoco se ha previsto que los materiales dilatan y se mueven. Y el mosaico está hecho añicos.
En fin. Pues vaya. Seguía pensando. Los edificios son como la vida, encuentros y desencuentros. Los Humanos los hacemos y en ellos se refleja nuestra dimensión.
Me desencontré del todo , al ver como nacían los pilares arbóreos metálicos del suelo: ni dioses ni leches: nacen del cemento y están llenos de meadas de perro.
.
Con que facilidad borra la memoria don dinero, la desidia...pensé
¡Qué se yo!
Y entonces me marché, a ver las catedrales.
Y recordaba esa especie de compasión que me entra cuando ves a alguien desvalido. Humano, a fin de cuentas.
Aprendemos del error.
Idealizar, es un error.
Deseo
Al pasar a su lado, sentía el calor de su deseo.
Era un deslizarse de sedas en la piel.
Partículas de espuma de mar que se dispersan en la arena.
Era un deslizarse de sedas en la piel.
Partículas de espuma de mar que se dispersan en la arena.
viernes, 19 de agosto de 2016
Parada y fonda
Sólo necesitaba un lugar donde dejar de pensar. Y lo encontré.
Es aquí.
Aquí voy desanudando los cordeles que me ligan a la carga de incrustaciones que se fueron adhiriendo a mi ser durante el viaje.
Y cuantas más cordones quito, más lejos voy yendo.
¡Queden pesadas y graves cargas con sir Newton!
Es aquí.
Aquí voy desanudando los cordeles que me ligan a la carga de incrustaciones que se fueron adhiriendo a mi ser durante el viaje.
Y cuantas más cordones quito, más lejos voy yendo.
¡Queden pesadas y graves cargas con sir Newton!
Como un gatito en un pajar
Ignoro lo difícil que es encontrar un objeto pequeño, alargado y metálico en un pajar. Pero si tengo algo de experiencia en búsquedas de otra índole en este recinto.
En no pocos veranos de la niñez, nos afanábamos durante varios días en un exhaustivo escrutinio del pajar de casa de mi tía, para intentar encontrar la segunda camada anual de gatitos.
La mamá gata no ponía las cosas fáciles, pues se encargaba de esconder bien a sus crías. Las gatas, a parte de desconfiadas, tienen una buena memoria.
Era un pajar muy grande que ocupaba todo el espacio o cámara (como nosotros lo llamamos) de la cubierta.
Para acceder a él, se había practicado un diminuto hueco triangular (una suerte de escuadra), en el ángulo de encuentro del suelo con la esquina interior de las paredes. Se subía a él desde un pesebre de piedra y a modo de escala había varios peldaños, rollizos de madera encastrados en la esquina de los muros.
Subíamos, las primas amantes de los gatos, una de mis hermanas y yo. Mientras subía una de nosotras, otra se ponía debajo, y cuando la que estaba subiendo llegaba al último tramo, la que se posicionaba debajo, le empujaba el culo para darle impulso (pues estaba el hueco, solo y no había nada donde sujetarse). La última que subía, la que pesaba menos, estiraba los brazos y la arrastrábamos hacia arriba.
Para comenzar la búsqueda nos guiábamos por los maullidos de los gatitos, como no podía ser de otra manera. O por su madre, que en cuanto nos veía rondando por allí se ponía muy nerviosa y, a veces, ella sola nos desvelaba el escondrijo.
En más de una ocasión, con el corazón acelerado al descubrir los preciosos gatos, comprobábamos como en el mismo instante de descubrirlos, salían disparados por todas direcciones y se escondían en otro sitio.
Había docenas y docenas de alpacas de paja.
También, algún zarpazo nos hemos llevado de la celosa madre.
Al final, siempre lo conseguíamos: cuando reuníamos toda la camada había concluido la tarea. Era lo mejor, porque así salvábamos los que nos quedábamos mis primas, mi hermana y yo. Porque sino, mi tía los echaba en un saco y los arrojaba al pozo, porque decía que no podía tener tantos.
Si, aunque parezca mentira, hubo un tiempo en que nadie se planteaba esterilizar un gato y en el que los animales eran libres y se iban de ronda nocturna, como corresponde.
Es por esto, bueno y por nos gustaban los gatos a mi hermana y a mi, que en casa siempre había dos gatos.
Entonces, los gatos tampoco tenían nombre, se llamaban gato o gata y punto. Salvo una excepción, yo tuve una preciosa gata naranja y la bauticé (si literalmente, con sus mantillas y todo) con el nombre de Lucero.
Recuerdo que siempre estábamos llenas de arañazos en las manos, brazos y pecho, pues los llevábamos como un bebé (mientras se dejaban peor que mejor). Y de una especio de hongos circulares, empeines les decía mi madre. Mi madre se ponía enferma con los gatos: no lo gustan los animales.
Como todo, se fueron los veranos de la niñez y con ellos las más variopintas mascotas que habitaron mi casa.
Y, claro, me gustan los gatos.
Me gustan porque hacen lo que les da la gana y cuando les da la gana.
Y si no les conviene algo y les estás invadiendo su espacio, te pegan un zarpazo para que los dejes en paz. O se van de un ágil salto.
Pasan en décimas de segundo de la placidez a la total tensión y ágil salto.
Tengo mucho que aprender de ellos.
Dicen que los lamas, gustan de la compañía de los gatos, porque son para ellos excelentes maestros zen.
Yo no sé si zen o no zen.
El caso es que por esas casualidades de la vida, Fénix, ha llegado de nuevo a llenar de maullidos esta casa.
No la esperaba.
Surgió la ocasión y aquí está con nosotros. Por lo que ahora, somos tres en la familia.
Cuando la cogí por primera vez entre mis brazos, retorné a las sensaciones de todo ese mundo de la infancia.
He descubierto con Fénix, que apenas tengo sentido del tacto.
De alguna manera, entre las curvas de su cuerpo, su calor y su suave pelo, lo voy recobrando. Y me gusta mucho la sensación de dar placer y cobijo con mis manos.
No recuerdo en que momento comencé a perder el tacto. O no sé si es que nunca lo he tenido.
Sé hacer caricias con los labios y siento todo lo que con ellos toco. Con las manos es distinto. En fin...No sé.
Sea como fuere, eso está bien, darte cuenta, porque hay muchas cosas buenas y hermosas que tocar.
Los gatos arañan y muerden, porque es su naturaleza, pero cuando te tocan con sus patitas y te lamen lo hacen con mucha delicadeza.
Un día que me encontraba triste y la tenía en brazos, se puso a mirarme con sus preciosos ojos y me acariciaba con su patita la cara: Ellos sienten las emociones.
Bueno, espero ser buena madre para ella y hacerlo con mucho tacto.
En no pocos veranos de la niñez, nos afanábamos durante varios días en un exhaustivo escrutinio del pajar de casa de mi tía, para intentar encontrar la segunda camada anual de gatitos.
La mamá gata no ponía las cosas fáciles, pues se encargaba de esconder bien a sus crías. Las gatas, a parte de desconfiadas, tienen una buena memoria.
Era un pajar muy grande que ocupaba todo el espacio o cámara (como nosotros lo llamamos) de la cubierta.
Para acceder a él, se había practicado un diminuto hueco triangular (una suerte de escuadra), en el ángulo de encuentro del suelo con la esquina interior de las paredes. Se subía a él desde un pesebre de piedra y a modo de escala había varios peldaños, rollizos de madera encastrados en la esquina de los muros.
Subíamos, las primas amantes de los gatos, una de mis hermanas y yo. Mientras subía una de nosotras, otra se ponía debajo, y cuando la que estaba subiendo llegaba al último tramo, la que se posicionaba debajo, le empujaba el culo para darle impulso (pues estaba el hueco, solo y no había nada donde sujetarse). La última que subía, la que pesaba menos, estiraba los brazos y la arrastrábamos hacia arriba.
Para comenzar la búsqueda nos guiábamos por los maullidos de los gatitos, como no podía ser de otra manera. O por su madre, que en cuanto nos veía rondando por allí se ponía muy nerviosa y, a veces, ella sola nos desvelaba el escondrijo.
En más de una ocasión, con el corazón acelerado al descubrir los preciosos gatos, comprobábamos como en el mismo instante de descubrirlos, salían disparados por todas direcciones y se escondían en otro sitio.
Había docenas y docenas de alpacas de paja.
También, algún zarpazo nos hemos llevado de la celosa madre.
Al final, siempre lo conseguíamos: cuando reuníamos toda la camada había concluido la tarea. Era lo mejor, porque así salvábamos los que nos quedábamos mis primas, mi hermana y yo. Porque sino, mi tía los echaba en un saco y los arrojaba al pozo, porque decía que no podía tener tantos.
Si, aunque parezca mentira, hubo un tiempo en que nadie se planteaba esterilizar un gato y en el que los animales eran libres y se iban de ronda nocturna, como corresponde.
Es por esto, bueno y por nos gustaban los gatos a mi hermana y a mi, que en casa siempre había dos gatos.
Entonces, los gatos tampoco tenían nombre, se llamaban gato o gata y punto. Salvo una excepción, yo tuve una preciosa gata naranja y la bauticé (si literalmente, con sus mantillas y todo) con el nombre de Lucero.
Recuerdo que siempre estábamos llenas de arañazos en las manos, brazos y pecho, pues los llevábamos como un bebé (mientras se dejaban peor que mejor). Y de una especio de hongos circulares, empeines les decía mi madre. Mi madre se ponía enferma con los gatos: no lo gustan los animales.
Como todo, se fueron los veranos de la niñez y con ellos las más variopintas mascotas que habitaron mi casa.
Y, claro, me gustan los gatos.
Me gustan porque hacen lo que les da la gana y cuando les da la gana.
Y si no les conviene algo y les estás invadiendo su espacio, te pegan un zarpazo para que los dejes en paz. O se van de un ágil salto.
Pasan en décimas de segundo de la placidez a la total tensión y ágil salto.
Tengo mucho que aprender de ellos.
Dicen que los lamas, gustan de la compañía de los gatos, porque son para ellos excelentes maestros zen.
Yo no sé si zen o no zen.
El caso es que por esas casualidades de la vida, Fénix, ha llegado de nuevo a llenar de maullidos esta casa.
No la esperaba.
Surgió la ocasión y aquí está con nosotros. Por lo que ahora, somos tres en la familia.
Cuando la cogí por primera vez entre mis brazos, retorné a las sensaciones de todo ese mundo de la infancia.
He descubierto con Fénix, que apenas tengo sentido del tacto.
De alguna manera, entre las curvas de su cuerpo, su calor y su suave pelo, lo voy recobrando. Y me gusta mucho la sensación de dar placer y cobijo con mis manos.
No recuerdo en que momento comencé a perder el tacto. O no sé si es que nunca lo he tenido.
Sé hacer caricias con los labios y siento todo lo que con ellos toco. Con las manos es distinto. En fin...No sé.
Sea como fuere, eso está bien, darte cuenta, porque hay muchas cosas buenas y hermosas que tocar.
Los gatos arañan y muerden, porque es su naturaleza, pero cuando te tocan con sus patitas y te lamen lo hacen con mucha delicadeza.
Un día que me encontraba triste y la tenía en brazos, se puso a mirarme con sus preciosos ojos y me acariciaba con su patita la cara: Ellos sienten las emociones.
Bueno, espero ser buena madre para ella y hacerlo con mucho tacto.
jueves, 18 de agosto de 2016
Tú eres
Tú fuiste el elegido.
Mas no el de los dioses para ser exclusivo.
Tú eres el elegido.
Elegido por ti mismo.
Por ser vos quien sois.
Para ser como eres.
Para ser como quieras ser.
Tú eres el elegido, tú eliges.
Desde la luz de tu estrella construyes el universo.
Y contemplando su grandeza al caer la noche,
llenas los pulmones de plácida calma.
Mas no el de los dioses para ser exclusivo.
Tú eres el elegido.
Elegido por ti mismo.
Por ser vos quien sois.
Para ser como eres.
Para ser como quieras ser.
Tú eres el elegido, tú eliges.
Desde la luz de tu estrella construyes el universo.
Y contemplando su grandeza al caer la noche,
llenas los pulmones de plácida calma.
Así es
Es.
Porque sí.
Porque a tu contacto me nace vida.
Y cuando me tientas, a obscuras, se ilumina todo el fondo del ser.
Porque es una delicia dejar escapar las palabras y perderse en las sensaciones que construyen los sentimientos y dejar que vuelvan a los cánticos, a su origen.
Porque quiero saberte en tu sabor.
Porque tu recorrido es muy largo y muy fresca el agua de tu lecho.
Porque en ti saltar es vuelo y cada caída es un nuevo ascenso.
Porque no hay adjetivos en el viaje de cada uno de tus besos.
Porque sí.
Porque a tu contacto me nace vida.
Y cuando me tientas, a obscuras, se ilumina todo el fondo del ser.
Porque es una delicia dejar escapar las palabras y perderse en las sensaciones que construyen los sentimientos y dejar que vuelvan a los cánticos, a su origen.
Porque quiero saberte en tu sabor.
Porque tu recorrido es muy largo y muy fresca el agua de tu lecho.
Porque en ti saltar es vuelo y cada caída es un nuevo ascenso.
Porque no hay adjetivos en el viaje de cada uno de tus besos.
miércoles, 17 de agosto de 2016
La obra de arte y Loos
La obra de arte se sitúa en el mundo sin que existiera exigencia alguna que la obligara a nacer.
La obra de arte no tiene responsabilidad ante nadie.
La obra de arte quiere arrancar a los hombres de su comodidad.
La obra de arte señala a la humanidad caminos nuevos, tiende al futuro.
Por ello, la humanidad, no sabe ya que es el arte. Persigue al artista con furia carente de lógica y así frustra la creación de la obra de arte.
La humanidad comete de hora en hora el monstruoso pecado contra el Espíritu Santo. Asesinato y robo, todo puede ser perdonado; pero las miles de "novenas sinfonías" que la humanidad, en su obcecación al perseguir al artista (incluso por el solo pecado de omisión) han impedido que se produjeran, éstas no serán perdonadas.
Adolf Loos
La obra de arte no tiene responsabilidad ante nadie.
La obra de arte quiere arrancar a los hombres de su comodidad.
La obra de arte señala a la humanidad caminos nuevos, tiende al futuro.
Por ello, la humanidad, no sabe ya que es el arte. Persigue al artista con furia carente de lógica y así frustra la creación de la obra de arte.
La humanidad comete de hora en hora el monstruoso pecado contra el Espíritu Santo. Asesinato y robo, todo puede ser perdonado; pero las miles de "novenas sinfonías" que la humanidad, en su obcecación al perseguir al artista (incluso por el solo pecado de omisión) han impedido que se produjeran, éstas no serán perdonadas.
Adolf Loos
Hacia dentro
Pasamos deprisa.
Quizás, deteniéndonos demasiado en las espinas.
Sin embargo, es en el suave contrapunto que conduce a una espiral de belleza donde se encuentra la verdadera esencia.
Quizás, deteniéndonos demasiado en las espinas.
Sin embargo, es en el suave contrapunto que conduce a una espiral de belleza donde se encuentra la verdadera esencia.
martes, 16 de agosto de 2016
Estoy viva y no termino de sorprenderme
Un hermoso ocaso, como sólo lo es en esta latitud y en el mes de agosto.
Ocaso de sol cercano, a veces gigante y rojo, siempre de larga quietud mientras su luz se apaga.
Fotografiaba las nubes (como tantas veces), en el vano intento de retener algo de la luz del instante.
Cuando me he dado por satisfecha (en realidad, por vencida), seguía ensimismada en esa sensación de flotar en el misterio del escenario celestial.
Entonces, me ha sacado de mi estado, una señora muy mayor que se me ha acercado y me ha preguntado que qué era eso (señalando la escena del sol tras las nubes).
Yo, incrédula al escuchar y convencida de que no era broma, al ver la cara de la mujer, he acertado apenas a contestarle:
- Pues es el sol que se está poniendo y se encuentra oculto, escondido, detrás de esa gigantesca nube de la que se ve como recortado en el cielo su perfil dorado.
La buena mujer, no alcanzaba a comprender (como si hubiese algo que comprender) y ha añadido:
- ¡Ah, si! Las franjas esas largas son los rayos del sol, y ha añadido: - ¡Qué miedo!
Me ha costado contenerme la risa, y le he preguntado qué le daba miedo. Entonces, va y dice:
- ¡Qué cosas! Esto debe de ser algún invento moderno de ésos, pues en mis tiempos no se veían estas cosas.
A mi, la frescura del encuentro me ha alegrado la tarde.
Finalmente, comentó:
- Yo, ahí arriba, veo un hombre.
Y al marcharse, añadió:
- ¡Cómo me sorprendo!
Ocaso de sol cercano, a veces gigante y rojo, siempre de larga quietud mientras su luz se apaga.
Fotografiaba las nubes (como tantas veces), en el vano intento de retener algo de la luz del instante.
Cuando me he dado por satisfecha (en realidad, por vencida), seguía ensimismada en esa sensación de flotar en el misterio del escenario celestial.
Entonces, me ha sacado de mi estado, una señora muy mayor que se me ha acercado y me ha preguntado que qué era eso (señalando la escena del sol tras las nubes).
Yo, incrédula al escuchar y convencida de que no era broma, al ver la cara de la mujer, he acertado apenas a contestarle:
- Pues es el sol que se está poniendo y se encuentra oculto, escondido, detrás de esa gigantesca nube de la que se ve como recortado en el cielo su perfil dorado.
La buena mujer, no alcanzaba a comprender (como si hubiese algo que comprender) y ha añadido:
- ¡Ah, si! Las franjas esas largas son los rayos del sol, y ha añadido: - ¡Qué miedo!
Me ha costado contenerme la risa, y le he preguntado qué le daba miedo. Entonces, va y dice:
- ¡Qué cosas! Esto debe de ser algún invento moderno de ésos, pues en mis tiempos no se veían estas cosas.
A mi, la frescura del encuentro me ha alegrado la tarde.
Finalmente, comentó:
- Yo, ahí arriba, veo un hombre.
Y al marcharse, añadió:
- ¡Cómo me sorprendo!
Luz de agosto
Marcos ya está de vuelta, conmigo.
Pone todo su ángel en su manera de expresarse.
Es la delicadeza.
Hoy terminábamos de comer.
Se me ha quedado mirando, con un esbozo de sonrisa y me dice:
- Mamá, ¿a qué no sabes lo que parece tu cabeza?
Le he contestado:
- No sé. Dime tú que parece.
- Bueno, más que tu cabeza, tu pelo. Cada uno de tus rizos parece una estrella. Tienes la cabeza llena de estrellas. Y todo tu pelo parece una estrella más grande.
Después de escucharle, no he sabido muy bien que contestarle, aparte de darle las gracias y besarle.
Bueno, después permanecen esas sensaciones y emociones para las que aun no se inventaron las palabras y están las sutiles impresiones que se quedan grabadas entre dos almas.
Quizás, la luz cuando se refleja de un alma al alma del otro, transforma la realidad visible en otras cosas, en símbolos.
Pone todo su ángel en su manera de expresarse.
Es la delicadeza.
Hoy terminábamos de comer.
Se me ha quedado mirando, con un esbozo de sonrisa y me dice:
- Mamá, ¿a qué no sabes lo que parece tu cabeza?
Le he contestado:
- No sé. Dime tú que parece.
- Bueno, más que tu cabeza, tu pelo. Cada uno de tus rizos parece una estrella. Tienes la cabeza llena de estrellas. Y todo tu pelo parece una estrella más grande.
Después de escucharle, no he sabido muy bien que contestarle, aparte de darle las gracias y besarle.
Bueno, después permanecen esas sensaciones y emociones para las que aun no se inventaron las palabras y están las sutiles impresiones que se quedan grabadas entre dos almas.
Quizás, la luz cuando se refleja de un alma al alma del otro, transforma la realidad visible en otras cosas, en símbolos.
sábado, 13 de agosto de 2016
El color
En nuestra vida como en la paleta del pintor sólo hay un color que da sentido a la vida y al arte: el color del amor.
Marc Chagall
Insoportables tangencias
Debiera ser un hábito saludable mandar al carajo. O a tomar por saco, vaya.
Me refiero a esos personajes, petardos y petardas de turno, abundantes en exceso, que llegan a donde tu estás tan tranquila sin que nadie les de vela.
Te encuentras felizmente ensimismada, perdida en tus elucubraciones y rollos mentales varios o sencillamente leyendo y las más de las veces intentando ser la leve brisa de un árbol que se convierte en fresco vendaval. Y de repente, así sin previo aviso, te avasallan de sopetón el personaje y su aburrimiento. Te abordan con un insulso: -¿qué haces?. Pues no lo ves (pienso): lo que me sale de las narices.
Y siento un gran fastidio, porque soy consciente de que le importo a esa persona el mismo bledo que ella me importa a mi. Pero, sobretodo, porque cada vez me aburren más las clases de teatro.
Y mil veces, me digo a mi misma, que debería mandar al susodicho o susodicha a la ful. Eso sería lo suyo. Y así cortar el problema de raíz. Al final, no lo hago. Y vuelvo a caer. Y contesto (la verdad):
- Pues leo y escribo, a ratos.
Craso error. Pues en ese instante he abierto la vida para el torrente de chorradas que a continuación se me indilgarán acerca de su vida y que a nadie importan.
Después de ser pasto de muchedumbres, aprecio las ventajas de la soledad, en cualquiera de sus ámbitos y expresiones.
Sobretodo, no concibo, porque hay que soportar a quien no sabe estar a solas consigo mismo. (No te aguantas tú, pero te tengo que tolerar yo, pienso). De ahí viene lo que te aguante tu madre, claro.
Quizás, la próxima vez, que se me acerquen a invadir mi silencio con un -¿que tal? de careta mala, mi respuesta sea, por fin: -Vete al carajo.
Me refiero a esos personajes, petardos y petardas de turno, abundantes en exceso, que llegan a donde tu estás tan tranquila sin que nadie les de vela.
Te encuentras felizmente ensimismada, perdida en tus elucubraciones y rollos mentales varios o sencillamente leyendo y las más de las veces intentando ser la leve brisa de un árbol que se convierte en fresco vendaval. Y de repente, así sin previo aviso, te avasallan de sopetón el personaje y su aburrimiento. Te abordan con un insulso: -¿qué haces?. Pues no lo ves (pienso): lo que me sale de las narices.
Y siento un gran fastidio, porque soy consciente de que le importo a esa persona el mismo bledo que ella me importa a mi. Pero, sobretodo, porque cada vez me aburren más las clases de teatro.
Y mil veces, me digo a mi misma, que debería mandar al susodicho o susodicha a la ful. Eso sería lo suyo. Y así cortar el problema de raíz. Al final, no lo hago. Y vuelvo a caer. Y contesto (la verdad):
- Pues leo y escribo, a ratos.
Craso error. Pues en ese instante he abierto la vida para el torrente de chorradas que a continuación se me indilgarán acerca de su vida y que a nadie importan.
Después de ser pasto de muchedumbres, aprecio las ventajas de la soledad, en cualquiera de sus ámbitos y expresiones.
Sobretodo, no concibo, porque hay que soportar a quien no sabe estar a solas consigo mismo. (No te aguantas tú, pero te tengo que tolerar yo, pienso). De ahí viene lo que te aguante tu madre, claro.
Quizás, la próxima vez, que se me acerquen a invadir mi silencio con un -¿que tal? de careta mala, mi respuesta sea, por fin: -Vete al carajo.
( : )
( De la tierra al cielo)
El recorrido más corto entre dos puntos es la luz.
__________________________
( En ese tú y yo yo que se extingue)
La distancia más corta entre dos puntos es tu abrazo
__________________________
(Un punto, otro punto y distancia son una invención de la inteligencia para crear la geometría con la que se construye el mundo)
Lo que distan los puntos en el espacio y en el tiempo es lo que se quiera.
viernes, 12 de agosto de 2016
Ánimas
Al fijarse, el portal quedó abierto.
Era atravesado por todo espacio y tiempo.
El lugar de las presencias. Seres deambulantes que flotan sin rumbo, perdidos en la vacuidad de la existencia.
Atrapados en el estatismo de un plano, sin las trazas de un camino que les lleve a completarse.
Nec pluribus impar
Dejé de esperar y me encontré.
Con lo que es justo y
necesario, mi espíritu se sacia.
Y la cara amable de la vida me reconforta y me basta.
miércoles, 10 de agosto de 2016
Deus
Yo necesito un Dios con quien dialogar, un Dios en quien pueda buscar amparo, un Dios que me responda cuando le interrogo, cuando lo ametralló con mis dudas. Si Dios es la Totalidad, la Gran Coherencia, si Dios es sólo la energía que mantiene vivo el Universo, si es algo tan inconmensurablemente infito, ¿qué puede importarle de mi, un átomo malamente encaramado a un insignificante piojo de su Reino?
No me importa ser un átomo del último piojo de su reino, pero me importa que Dios esté a mi alcance, me importa asirlo, no con mis manos, claro, ni siquiera con mi razonamiento. Me importa asirlo con mi corazón.
Mario Benedetti
No me importa ser un átomo del último piojo de su reino, pero me importa que Dios esté a mi alcance, me importa asirlo, no con mis manos, claro, ni siquiera con mi razonamiento. Me importa asirlo con mi corazón.
Mario Benedetti
Leo y deseo
Atento espero.
Entregado al deleite del instante que antecede el preciado encuentro.
Siento el aire tensando la pleura y la ondulación tenue del pulso en las sienes.
Ella llegará.
Y en ese breve recorrido que antecede su trayectoria a mi presencia, me detendré. Pararé despacio en las delicadas curvas que ascienden vertiginosas hacia sus caderas.
Entonces, el aire que modela su cuerpo será mi mismo aire.
Y, una vez más, seré el recio deseo de habitar su vientre
Y, una vez más, permaneceré inmóvil, invisible, quieto y desapareceré en la penumbra del ala de mi sombrero.
Entregado al deleite del instante que antecede el preciado encuentro.
Siento el aire tensando la pleura y la ondulación tenue del pulso en las sienes.
Ella llegará.
Y en ese breve recorrido que antecede su trayectoria a mi presencia, me detendré. Pararé despacio en las delicadas curvas que ascienden vertiginosas hacia sus caderas.
Entonces, el aire que modela su cuerpo será mi mismo aire.
Y, una vez más, seré el recio deseo de habitar su vientre
Y, una vez más, permaneceré inmóvil, invisible, quieto y desapareceré en la penumbra del ala de mi sombrero.
martes, 9 de agosto de 2016
lunes, 8 de agosto de 2016
Flores
El arte es el esfuerzo incesante por competir con la belleza de las flores y nunca tener éxito.
Marc Chagall
Tal para cual
"Tal para cual. Igual que cuando se acostumbra a bailar con la misma pareja. Al principio, a cada movimiento corresponde una réplica; después, la réplica corresponde a cada pensamiento.
Uno solo es el que piensa, pero son dos cuerpos los que hacen la figura."
La Tregua
Mario Benedetti
Uno solo es el que piensa, pero son dos cuerpos los que hacen la figura."
La Tregua
Mario Benedetti
domingo, 7 de agosto de 2016
Dar de sí
Aprendí a no pedir nada, pues me parecía que no había mucho que pudiera tener.
No entendía, entonces, que confiar la dicha propia en lo ajeno es un error, pues es causa de infelicidad garantizada.
Entonces, apenas si atisbaba a desentramar la invención del hombre y del mundo. Ahora, tampoco es que haya inferido mucho al respecto. A lo mejor, algo. Y un poco es siempre más que nada.
Ignoraba que bien poco se necesita. Los trastos para desenvolvernos en la vida, los tenemos guardados en el fondo del armario. Sólo hay que sacarlos y empezar la faena cuando decides coger el portante e ir a encontrar tu destino, tu santidad.
Aprendí y entendí que de esas cosas que anhelamos sin saber muy bien (porque e incluso las más de las veces lo ignoramos y lo descubrimos sin más), se compone nuestra mejor parte. Es esa nuestra arquitectura efímera, la que nos hace cosquillitas y nos sorprende y nos esponja. Y se va reajustando y modificando sobre la marcha.
No voy a pedir nada. Nada de ese pedir que sea delegar en otro lo que se tiene que resolver uno mismo.
No voy a pedirte nada, sólo tu ayuda si alguna vez me faltan las fuerzas y la alegría y no puedo continuar por mi misma. Y por que sé que me aprecias y eres mi hermano.
Voy a seguir aprendiendo a no pedir nada, porque aunque pienso que pido poco, aún es bastante lo que pido. Y cierta cantidad es más que nada.
Es el momento de dar de mi.
Por eso voy a estirarme.
Hasta hacerme elástica y ser muy grande.
No entendía, entonces, que confiar la dicha propia en lo ajeno es un error, pues es causa de infelicidad garantizada.
Entonces, apenas si atisbaba a desentramar la invención del hombre y del mundo. Ahora, tampoco es que haya inferido mucho al respecto. A lo mejor, algo. Y un poco es siempre más que nada.
Ignoraba que bien poco se necesita. Los trastos para desenvolvernos en la vida, los tenemos guardados en el fondo del armario. Sólo hay que sacarlos y empezar la faena cuando decides coger el portante e ir a encontrar tu destino, tu santidad.
Aprendí y entendí que de esas cosas que anhelamos sin saber muy bien (porque e incluso las más de las veces lo ignoramos y lo descubrimos sin más), se compone nuestra mejor parte. Es esa nuestra arquitectura efímera, la que nos hace cosquillitas y nos sorprende y nos esponja. Y se va reajustando y modificando sobre la marcha.
No voy a pedir nada. Nada de ese pedir que sea delegar en otro lo que se tiene que resolver uno mismo.
No voy a pedirte nada, sólo tu ayuda si alguna vez me faltan las fuerzas y la alegría y no puedo continuar por mi misma. Y por que sé que me aprecias y eres mi hermano.
Voy a seguir aprendiendo a no pedir nada, porque aunque pienso que pido poco, aún es bastante lo que pido. Y cierta cantidad es más que nada.
Es el momento de dar de mi.
Por eso voy a estirarme.
Hasta hacerme elástica y ser muy grande.
De caleidoscopios
Es un pequeño mundo encerrado en los límites de un círculo. Se crea y recrea en su movimiento, en su girar.
Uróboros de la niñez.
Siempre que veo un caleidoscopio me acuerdo de Cortázar. Y no se porque, me parece que un caleidoscopio es un objeto que se salió de uno de sus libros y se hizo materia.
Entonces, cuando veo uno lo tomo en mis manos y me adentro en su misterio.
Y recuerdo su voz ronca y extraña, la de Julio Cortázar recitando sus poemas, trasladándose con ella más allá de lo que dura un cuerpo mortal.
Y pienso en que mi cuerpo también morirá.
Quizás la desnudez y la muerte sea lo único que nos iguala. Si lo expreso así, se entiende en un sentido aritmético matemático, la igualdad. Me refiero a esa otra, la que nos hermana en la vida, que también es la muerte.
Su voz, sus escritos y su caleidoscópico universo se filtraron en mi y en muchos otros. Así como su cuerpo se entregó a la tierra para ser flor, árbol, agua que mana, trigo y olivo.
Pero esto es sólo un objeto de cartón y debo continuar.
Disolviéndome poco a poco en el verde mar de la nada.
Y estas palabras son un leve eco que ardió en mi memoria.
Uróboros de la niñez.
Siempre que veo un caleidoscopio me acuerdo de Cortázar. Y no se porque, me parece que un caleidoscopio es un objeto que se salió de uno de sus libros y se hizo materia.
Entonces, cuando veo uno lo tomo en mis manos y me adentro en su misterio.
Y recuerdo su voz ronca y extraña, la de Julio Cortázar recitando sus poemas, trasladándose con ella más allá de lo que dura un cuerpo mortal.
Y pienso en que mi cuerpo también morirá.
Quizás la desnudez y la muerte sea lo único que nos iguala. Si lo expreso así, se entiende en un sentido aritmético matemático, la igualdad. Me refiero a esa otra, la que nos hermana en la vida, que también es la muerte.
Su voz, sus escritos y su caleidoscópico universo se filtraron en mi y en muchos otros. Así como su cuerpo se entregó a la tierra para ser flor, árbol, agua que mana, trigo y olivo.
Pero esto es sólo un objeto de cartón y debo continuar.
Disolviéndome poco a poco en el verde mar de la nada.
Y estas palabras son un leve eco que ardió en mi memoria.
Leve espera
Siento el olor indeterminado de las notas de perfumes que se mezclan por azar en lugares donde territorios marcados confluyen.
Escucho la charla animada, envuelta en la luz misteriosa que antecede al ocaso en los cielos de mar. Es el perfecto contrapunto a mi silencio.
Se ha difuminado la luna en el vaporoso cielo, al poco de ofrecerme su sonrisa creciente.
Las altas voces que a nadie importan del quiero y no puedo distraen mi atención. No juzgues. No escuches. Me digo.
Tus labios encuentran mis labios.
Vuelvo al cielo.
Terminó la espera.
Entramos.
Escucho la charla animada, envuelta en la luz misteriosa que antecede al ocaso en los cielos de mar. Es el perfecto contrapunto a mi silencio.
Se ha difuminado la luna en el vaporoso cielo, al poco de ofrecerme su sonrisa creciente.
Las altas voces que a nadie importan del quiero y no puedo distraen mi atención. No juzgues. No escuches. Me digo.
Tus labios encuentran mis labios.
Vuelvo al cielo.
Terminó la espera.
Entramos.
El extraño bosque de piedra, luz y color
Buscamos maestros. Más o menos iluminados. Ascendidos en mayor o menor grado.
Pero no. Es ella. La eterna. En femenino. La madre naturaleza.
Continuador de continuadores. Decía que ser original es volver al origen.
E inventó un imaginario sin fin e irrepetible inspirado en ella. A veces, trasladando literalmente sus formas como un orfebre. Esculpiendo la materia. En un juego extraño entre artesanía, escultura y arquitectura.
Me gustaría ver sus manos y su porte y mirada al trabajar. Pensaba con las manos, como buen obrador.
Y entiendo, veo siempre que en sus obras se produce el milagro de la luz. Emana desde dentro, esa luz solar exterior. Esa es la alquimia. El nada por aquí nada por allá de De la Sota.
Resonadores de la belleza.
Y sus sueños hechos realidad, esos sueños que al entregar dejan de pertenecerles hacen emocionarse a muchos. Y hacen soñar.
Quizás eso es el arte.
Quizás eso es lo eterno.
Yo veo sensibilidad e inteligencia.
Quizás sean matices muy cercanos de la misma cosa.
Pero no. Es ella. La eterna. En femenino. La madre naturaleza.
Continuador de continuadores. Decía que ser original es volver al origen.
E inventó un imaginario sin fin e irrepetible inspirado en ella. A veces, trasladando literalmente sus formas como un orfebre. Esculpiendo la materia. En un juego extraño entre artesanía, escultura y arquitectura.
Me gustaría ver sus manos y su porte y mirada al trabajar. Pensaba con las manos, como buen obrador.
Y entiendo, veo siempre que en sus obras se produce el milagro de la luz. Emana desde dentro, esa luz solar exterior. Esa es la alquimia. El nada por aquí nada por allá de De la Sota.
Resonadores de la belleza.
Y sus sueños hechos realidad, esos sueños que al entregar dejan de pertenecerles hacen emocionarse a muchos. Y hacen soñar.
Quizás eso es el arte.
Quizás eso es lo eterno.
Yo veo sensibilidad e inteligencia.
Quizás sean matices muy cercanos de la misma cosa.
viernes, 5 de agosto de 2016
De jazmín, acanto y sal
Se despeja en el jardín
La maleza de las dudas
Al avanzar hacia dentro
Más allá de la espesura.
Granándose están las uvas
En vapores de jazmín
Y amaneceres de acanto.
Hoy se agostan en tu pecho
El aroma de mil flores
Que crecieron en el reino
Sin pararse en estaciones.
¡Qué enraizando en la tierra
Fueron a darse a la mar!
La maleza de las dudas
Al avanzar hacia dentro
Más allá de la espesura.
Granándose están las uvas
En vapores de jazmín
Y amaneceres de acanto.
Hoy se agostan en tu pecho
El aroma de mil flores
Que crecieron en el reino
Sin pararse en estaciones.
¡Qué enraizando en la tierra
Fueron a darse a la mar!
Algunas consideraciones del vuelo terrestre
Inteligencia también es construir un pensamiento propio, filtro particular a través del cual expresar el mundo.
Es ser consciente de qué es una construcción y de qué es un pensamiento.
Es la capacidad de blindar tu código esencial para que no pueda ser manipulado, contaminado, ni suplantado y que cualquier copia sea evidente y mala.
Es ser consciente de qué es una construcción y de qué es un pensamiento.
Es la capacidad de blindar tu código esencial para que no pueda ser manipulado, contaminado, ni suplantado y que cualquier copia sea evidente y mala.
jueves, 4 de agosto de 2016
A mar abierta
Más allá de los límites de tus pupilas, existe la honda belleza, el regalo en tu mirar de los matices de un mar que se expande hacia el océano de la libertad.
Tu voz canta y mi corazón vibra en su compás.
Tus manos construyen y mi alegría se ensalza.
Y siento cada momento como un regalo. Es la vida amable que no sabe de balanzas.
Que sabe que un delicado cosquilleo de la curvatura de tus labios en los míos, provoca el dulce expandirse del universo.
Y las puertas se abren. Su umbral se llama respeto.
Aquí está el templo para quien sepa traspasarle.
Tu voz canta y mi corazón vibra en su compás.
Tus manos construyen y mi alegría se ensalza.
Y siento cada momento como un regalo. Es la vida amable que no sabe de balanzas.
Que sabe que un delicado cosquilleo de la curvatura de tus labios en los míos, provoca el dulce expandirse del universo.
Y las puertas se abren. Su umbral se llama respeto.
Aquí está el templo para quien sepa traspasarle.
miércoles, 3 de agosto de 2016
No hay dolor
El alma no tiene heridas
Es el hálito del cuerpo
Pueden doler las costuras
Entre ambos elementos.
Cuando no quieren soltarse
Los intensos sentimientos
Ésos que ya no existen
Fósiles del pensamiento.
No se zurce en cicatrices
Lo que permanece eterno
El desgarro lo notamos
Al creer que existe el tiempo.
No se repiten instantes
Ni se sujeta el momento
Lanza el áncora en la mar
El barco que espera en puerto
Más su alegría es viajar
Recorriendo el universo.
No necesito buscarte
Pues tu esencia llevo dentro
Su murmullo es mi latir
De cada cielo su viento.
Tu espíritu está en mi espíritu
Construyendo firmamentos.
Es el hálito del cuerpo
Pueden doler las costuras
Entre ambos elementos.
Cuando no quieren soltarse
Los intensos sentimientos
Ésos que ya no existen
Fósiles del pensamiento.
No se zurce en cicatrices
Lo que permanece eterno
El desgarro lo notamos
Al creer que existe el tiempo.
No se repiten instantes
Ni se sujeta el momento
Lanza el áncora en la mar
El barco que espera en puerto
Más su alegría es viajar
Recorriendo el universo.
No necesito buscarte
Pues tu esencia llevo dentro
Su murmullo es mi latir
De cada cielo su viento.
Tu espíritu está en mi espíritu
Construyendo firmamentos.
De metal fundido
El viejo sol desciende una vez más sobre nosotros.
El baño de su luz genera en los ojos la belleza.
Al descender, su efímero derrame todo lo transforma y la materia se eleva hacia lo abstracto.
Y esas cosas del viejo astro que a mi tocan, a ti te llegan.
El baño de su luz genera en los ojos la belleza.
Al descender, su efímero derrame todo lo transforma y la materia se eleva hacia lo abstracto.
Y esas cosas del viejo astro que a mi tocan, a ti te llegan.
martes, 2 de agosto de 2016
En un sencillo vaivén
Quiso sentir moverse el aire.
Entonces, se le ocurrió destensar su arco y sujetarlo al momento.
Con los ojos cerrados, se dispuso a crear viento.
Entonces, se le ocurrió destensar su arco y sujetarlo al momento.
Con los ojos cerrados, se dispuso a crear viento.
De buena mañana
Despiertas, una vez más, en tu cuerpo desnudo.
Al regalo de la fresca brisa que forma diminutas olas en la piel.
El agua discurre, diluyendo el vapor de los sueños recién hechos.
Sientes el milagro del sol, que colorea de bronces los seres y las formas.
Se eleva con rapidez, poderoso y magnífico.
Es la corona del cielo.
Sientes que todo va bien.
Y continuas.
De buena mañana.
Al regalo de la fresca brisa que forma diminutas olas en la piel.
El agua discurre, diluyendo el vapor de los sueños recién hechos.
Sientes el milagro del sol, que colorea de bronces los seres y las formas.
Se eleva con rapidez, poderoso y magnífico.
Es la corona del cielo.
Sientes que todo va bien.
Y continuas.
De buena mañana.
lunes, 1 de agosto de 2016
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