He aprendido a construir emociones desde el más profundo de los silencios. A ornarlo de palabras, palabras frágiles y evanescentes como pompas de jabón mecidas por la brisa.
He aprendido a vivir sin saber de ti y sin que tú sepas de mi. Y desde esa mutua ignorancia, volver a crear todo de nuevo, esta vez sólo lo realmente necesario.
He aprendido a entender que no es fácil construir un nuevo mundo a partir de las frágiles cenizas de un antiguo espacio-tiempo. El caso es, que todo es susceptible de construirse con un poquito de amor que cada vez se hace más grande ya que crece sin mesura.
Aprendo poco a poco a vivir sin miedo, luego de exorcizarlo cual demonio maldito.
Aprendo a ver que no hay peor condena que vivir anclada al pasado.
Sobre todo, aprendo, que el amor que se apaga nunca más vuelve a ser luz, ni tampoco calienta en los días lluviosos de invierno.
Y es que, ahora soy otra, ya no soy yo. Quizás sólo soy un instante fugaz de la existencia.
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