Tú y yo.
Recogidos en el calor de nuestro abrazo.
Justo donde la piel se hace el hogar más perfecto.
Los labios recrean las suaves curvaturas que modelan los cuerpos.
Ardiente deleite es la dulzura del néctar perlado en sus espacios.
Te siento crecer en mi.
En el torrente de mi latir te elevas.
Y es contigo que asciendo.
Somos el mar profundo, mar de agitadas olas.
El fluir de la vida incendiando el cielo.
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