Sin entornar los ojos
Sin pestañear siquiera
En conexión directa
Con las luces de tu llama.
Sé bien de tu inmensidad
Apenas comienzo a recorrer sus hechuras
En ella me pierdo.
Me gusta sentirte grande
Como una fortaleza
Cuando me rodeas con tus brazos
Y de puntillas te beso, suavemente.
Recorro, así, en tan precioso refugio
Los dulces caminos de tus frondas
Ésos que saben a bosque nuevo
Lleno de antiguas esencias
Y de deliciosos frutos.
Me gusta detenerme en esas cosas
Que te hacen humano hasta en lo más hondo.
Conmoverme contigo hasta la caña de los huesos.
Yo me abrazo por entero a ese universo que eres.
Tan distinto.
Tan extraño.
Tan hermoso.
Hubo un tiempo en que quise comprender.
Más ahora sé que no tiene sentido.
Y sólo siento mis latidos
acariciando tu alma.
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