Saber es entregarse a la tierra, sin reservas, hasta lo más hondo
mientras ella te acoge en conmovedor abrazo.
Es hacer desaparecer nuestra precisa geometría,
dejarse acariciar por el agua, por todos los elementos.
Brotar, vibrar y emprender un viaje en el que todas las posibilidades,
todas las potencias de lo que somos, se hacen realidad.
Y así hacer el ser grande, que es manifestar todo el esplendor.
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