Cada uno de los caracteres
van desde tu centro al resto,
en un mismo lenguaje,
que engrandece el alma a la par que las pupilas.
En un imperfecto disfraz que proyecta sombras adheridas
incapaces, éstas, de esculpir un volumen en un haz de luz cambiante.
Y ahora, así, de puntillas, sigilosa
acaricio con mis labios tu cuello.
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