A veces me siento como una luz, que inexorablemente se apaga, sin haber mostrado el esplendor de su belleza.
Como un alto perenne en el camino.
Como el murmullo incesante del agua que se pierde en el silencio.
Como la hija de un dios menor.
Como la duda de lo que fue y de lo que pudo haber sido.
Como el rostro de mil caras que se confunden con el vasto universo.
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