Tremenda y deslumbrante la aurora me mataría si yo no llevase ahora y siempre otra aurora dentro de mi.
También nosotros ascendemos, deslumbrantes y tremendos como el sol,
también nosotros, alma mía, encontramos lo nuestro en la calma y en la frescura del alba.
Mi voz llega hasta donde mis ojos no alcanzan y con el giro de mi lengua lazo mundos y nebulosas de mundos.
León Felipe
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