miércoles, 9 de agosto de 2017

Besos de brisa

- ¿A ti te he dado ya un besico?, me dice Avelina.
Y yo, sin poder evitar una sonrisa al contemplar en sus ojos verdes su halo de niña, le contesto que sí.
Entonces se marcha, después de haber repartido besos a todos los presentes.
- ¿Verdad que estamos muy a gusto?, decía feliz unos minutos antes. Están sus hijos y su nieto y empieza a correr una suave brisa fresca.

Se necesita poco para ser feliz desde un interior tan resplandeciente.

El otro día decía Avelina que a ella le da mucha lástima de todo el mundo.

- Cada uno es como es, añade.

Y no hay nada más.

Es, quizás, aceptar cada persona que encuentra como un regalo que le hace la vida, una oportunidad para compartir el instante.
Y la aprovecha.
Y sus besos saben a polo de fresa.

Alaba la hermosura de los árboles y sin tapujos narra lo que ve, sin más.

Ella hace sentir con cierta intensidad el lado amable de las cosas sencillas.

Ella es un amor.


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