lunes, 12 de marzo de 2018

Algunos recuerdos

La otra mañana, recordaba Jose, esas tardes en el parque en las que con una esbelta rama dibujábamos sobre la arena. En especial se le encendía la imagen de mi mano dibujando rosas. Yo no recuerdo si las rosas eran el motivo que yo dibujaba, pero es hermoso juntar las diversas visiones de los recuerdos y hacer más grande el espacio de la memoria, reconstruirlo uniendo varias mentes que han participado de lo mismo (lo que, por fortuna siempre vemos con un matiz distinto).

Sí recuerdo el ritual de alisar la arena antes de proceder al dibujo, en el espacio situado bajo el banco de madera en el que nos sentábamos a pasar la tarde.Y recuerdo el placer de descubrir humedad en la arena tras realizar varias pasadas en una misma línea. También evoco la sensación de estar en paz, muy a gusto en un tiempo sin medida, como es el tiempo estival de un niño.

Cuando fluyen esos recuerdos de una infancia feliz, por unos instantes te sientes afortunada de haber vivido todas esas experiencias tan hermosas y tan sencillas, de haberlas compartido con muchas personas que se han quedado grabadas a fuego en el interior del alma y que dicen mucho de como es uno realmente.

La cara amable del pasado.

Cómo no dibujar rosas si el parque era una frondosa rosaleda cuajada de rosas en sus arcos y en la mayoría de sus parterres.





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