lunes, 30 de diciembre de 2024

Tiempo

 Derramamos por doquier, en los seres y las cosas, fragmentos de eternidad, sin entender que éstos, son mucho más que  la suma de un tiempo finito que nos empeñamos en medir. 


Más, no se pueden sujetar los instantes.

Pero lo intentamos. A veces a través de la memoria y los recuerdos. 


Y para ordenar estos recuerdos recurrimos a medir el tiempo.

Y marcamos líneas divisorias entre lo nuevo y lo viejo. Como si no fuesen diferentes aspectos de lo mismo. 


Me aburre sobremanera medir el tiempo. . 


Pues al reloj ya no le duele

el vacío de la arena,

Que del agua se hizo el mar

para encontrarse con ella. 


Contxa G.L.

 Muchas palabras para decir tan poco, para a tientas escarbar en la reseca tierra e intentar encontrar mis raíces. 


Rasgo uno a uno los velos de la realidad.

Detrás del último, sólo queda la niebla persistente de mi memoria.

En esa nebulosa se va desdibujando con fruición mi propia experiencia de vida. Ahí se mezclan todos los tiempos y los espacios, sin orden ni concierto, como si tú y yo hubiésemos ocurrido en un mismo instante que se prolonga más allá de esta vida.



viernes, 20 de diciembre de 2024

No quiero

No quiero estar triste. 

No quiero que me inunde la tristeza.

No quiero que mis  labios sean un sobre lacrado.

No quiero volver a recorrer los caminos hollados por la pena.

Quiero sentir siempre el latido de su mano en mi mano, sentir de nuevo su sonrisa, notar su mirada atenta que me espera.

Cada día es un lastre que me ancla poco a poco al dolor, a lo obscuro, a la niebla que vela este frío sol de invierno.

Sigo sin entender este tránsito, esta huida, esta espera.

Si hubiera un lugar de las almas, la mía estaría con la de ella. Quizás sean una misma cosa: un orbe pleno de estrellas. Aunque no se note su brillo con estas nubes que velan.

Qué sordo es este dolor, cómo queman sus punzadas. Se me inflama el corazón pues siento extinguirse su llama. 

Una vez volé con ella más allá del Sambatyón.

Volvimos del otro lado, en el abrazo de Di-s.

Muchas veces me pregunto si fue un sueño o despedida.

Pues creía que había que morir para alumbrar nueva vida. Y no es así, sino que se renace y se crece sin medida. 

La vida todo lo muta y la muerte lo termina.








domingo, 1 de diciembre de 2024

Adios

Yo no me dí cuenta que desde el principio te estabas despidiendo.

Con tanto énfasis por entregarme al ahora, no, no me daba cuenta.

Y desde ese adiós ya proyectado en cada encuentro,  no te permitías ningún vínculo respecto de mi  al que pudieras aferrarte. Y yo sólo saboreaba la intensidad de los instantes que se propiciaban en cada ocasión.

En las distancias cortas, el más leve roce me atravesaba por completo hasta erizar la parte más profunda de mi alma.Después de la descarga levitaba de placer.  

Y yo me ilusionaba, por haber descubierto pasión, aunque ignoraba que fuese una pasión sin fundamento, construida a base de adioses.

Yo no soy para ti,  pensabas. Y sin darte cuenta te entregabas, sin poder contener tu deseo ni con la más sofisticada ceremonia de las despedidas jamás inventada.

En el fondo, yo también sabía que no era para ti. Aunque pensaras todo el rato en irte, te ibas siempre acompañado de la región más florida de mi ser. 

Tu no eras consciente que eras para mí el más bonito adiós en el que mirarme. Un recuerdo indeleble, grabado a fuego en mi piel, en mi corazón. 

Y llegó el día, en el que miraste tu reloj y luego mi rostro y nos despedimos puede que  para siempre. Y ahí lo supe. Supe que ibas a ser la ausencia más dolorosa de mi vida. 

Después vino el silencio. Y las largas noches de insomnio. Atravesé a pelo el infierno del desapego, hasta que llegó un momento en el cesó el dolor.

Mientras, tú solo pensabas: 

¿No te dabas cuenta que desde el principio me estaba despidiendo?(*)






* Frase tomada de @eltorerotuerto

 A veces descubrimos palabras, que ocultas entre líneas, iluminan las zonas más oscuras del pensamiento.

Otras veces son mensajes subliminales que se encuentran tras la estructura de un rojo atardecer lleno de serenidad y belleza.

Es ese momento divino en el que de manera consciente, se entornan un poquito los ojos, para poder apreciar mejor todo aquello que dejamos escapar en la cotidianidad de la primera vista.

Y es que detrás de lo aparente existe todo un universo perteneciente al ámbito de lo sagrado.

 Y son  esas pequeñas chispas de conciencia las que nos salvan y nos dan el verdadero sentido.





sábado, 21 de septiembre de 2024

Es por mi






Quise ser mejor, por ti.

Y cambié toda mi vida. 
Ahora sé lo doloroso que es mudar la piel entera.
Aunque no sé bien si me gusta lo nuevo que voy viendo en mi.
Pues he ido curando el alma en las luces y las sombras de vastos cielos de oro y grana.
Y he recuperado muchas veces la esperanza en los verdes campos de cebada y trigo.
Paso a paso, fundiéndome en el paisaje más allá del horizonte. Liberándome de mi yo.
Observando, escuchando, olfateando el momento.

 Poco a poco, voy consiguiendo ser mejor. 
Por mi.


Ficciones

SU VOZ

¿Cómo vivir sin entender que nunca más volverás a verme, amor?

Preso de mis miedos he dirigido siempre mi mirada hacia otros lugares donde reinaba la comodidad y cierto lujo muy de mi agrado.

Yo que te he encontrado y perdido tantas veces...

Yo que te he dejado marchar sin pestañear siquiera.

Tú mejor que nadie en este mundo has sabido poner voces a mis múltiples y forzados silencios. Yo no he sabido llenar el tuyo más que con demasiado ruido mezclado con la verdadera música.

Aun hoy me cuesta encontrar palabras para ti que no hayan sido dichas por otros, leídas y almacenadas en mi memoria como un precioso tesoro.
Aun hoy me cuesta mucho encontrar las palabras para dirigirme a ti, amor.

Soy demasiado mayor para permitirme ninguna debilidad, de ahí mis numerosos desaires y rechazos a tus pequeños ofrecimientos mundanos. Quiero dejar bien claro que mis intereses y los tuyos divergen por completo. No entenderé jamás el porqué de tanta insistencia por tu parte. Me agobiabas al endilgarme tus  mensajes sin ton ni son, las canciones que descubrías y  tus pinturas infantiles.
¿Qué sentido tiene recordarte que mi vida discurre por otros cauces que nunca coincidirán con el tuyo?
Sencillamente porque no quiero, no porque no te quiera.
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MI VOZ


Subyaces como una vaga impresión de algo que estuvo perennemente presente y que se ha ido retirando poco a poco, con delicadeza, como hace el arqueólogo con la matriz de los estratos que envuelven un fósil.
Una vez descubierto, soy capaz de contemplar toda tu belleza pero no me salta el corazón primero, ni me abrasa el fuego las mejillas y me da pena que se quede en estado neutro lo que antes me hacía sentir viva, plenamente viva.
Hace tiempo entendí que tendría que suceder esto, pero no me veía capaz de llegar. Convencida como estoy que merezco algo más que la nada, hasta encontrarme contigo en mis sueños ha perdido la emoción y el placer.

Lo que no sabía hace 9 años es que fueran tantas las cosas y las personas de las que iba a separarme.

Pero en todo este proceso mi personalidad se ha ido diluyendo y destruyendo a partes iguales y ahora necesito muchas más fuerzas de las que todavía tengo para volver a construirme.

Quiero decir que avanzo en muchos terrenos, en la mayoría, más lento de lo que quisiera se manifestara.

Antes, cuando no tenía fuerzas, me gustaba fantasear con todas esas cosas que podría hacer si cambiase mi vida y estuviese a tu lado.
Ahora mi mayor fantasía es poder andar en el mundo sin este amargo titubeo que me provocan la ansiedad y los miedos.



Ahora necesito el amor de este mundo, que mana, que surge que brota, que sana, cercano y que hermana.
Me cuesta imaginar, pero sé algunas cosas que voy a hacer para levantarme de nuevo a un palmo del suelo y dejar de ir arrastrando los pies por el fango.

Yo sé que nunca voy a dejar de quererte
Yo sé que ya no te necesito
Y también sé que me es muy difícil vivir la vida sin estar enamorada de ti.

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viernes, 13 de septiembre de 2024

Vivir y soñar

Voy a soñar despierta con los pies en el suelo y, por contra, vivir en los dominios de las alturas, describiendo líneas rectas cuál experto funambulista. 

Soñar con arraigo vegetal. Imaginando fotograma a fotograma con visos de ser real.

Vivir en equilibrio inestable, siempre al límite, con el corazón en vilo.

Despertar de los sueños como si volviera de un periplo hiperrealista, imaginando en ellos mundos y universos enteros sin comprender como.

¿Acaso no  es la sustancia de los sueños de la misma materia que lo que llamamos realidad? 

A veces pienso que lo que llamamos "yo", sólo sea un lugar de la Memoria. Esa Memoria en la que todo tiene cabida, de una complejidad exquisita.

Quiero soñar despierta bien anclada, para construir lo posible, para que esas ilusiones que proyectamos y de alguna manera nos sirven de guía, se materialicen.

Vivir siempre es en la cuerda floja, notando la tensión del alambre mientras a duras penas se avanza, con la certeza absoluta que, en cualquier momento, es posible la caída. Mientras avanzamos gravitando hacia el otro lado.











domingo, 8 de septiembre de 2024

Puede ser

Lo que pienso. 

Lo que realmente es.

Lo que soy.


A veces, paralizada por la intrincada química que desarrolla la pereza, me acuerdo de ti. Pero enseguida caigo en la cuenta de que ese "ti" ya no existe, que se encuentra sedimentado en lo más hondo por estratos de tiempo y de silencio. Luego, todo ese pensamiento lleno de esos remotos recuerdos, no es nada más que el reflejo de una ilusión fallida. Y me pregunto si te seguiría pensando si hubiese vivido el devenir de tu ser, capa a capa hasta llegar al estrato del ahora.

Lo que me ocurre cuando estoy demasiado desidiosa es que siento un silencio como hueco, no es vacío, es una carencia que no duele. Llevo tanto tiempo encima, tiempo que no es medido tomándote a ti como referente (porque no es posible tener como referente algo que ya no es), que me cuesta reconocerme y aceptar que ya tengo muchos años. El final (aunque nos ronde en realidad todo el rato) se siente más cercano. Todo ese fuego que fui, se ha ido consumiendo estoicamente hasta convertirse en una pequeña y pacífica llama, que es mi aliento vital.

Ya no quiero nada de ti. De ese ti ficticio para el que mi mente creó un pequeño universo de palabras.

Ya no se puede volver. En realidad nunca se pudo volver.

Sólo puedo ser. 










domingo, 1 de septiembre de 2024

El oro de mi tiempo se fue con él.

Aunque flores raras sigan eclosionando a su paso.

Ese tiempo era tan hermoso en mi pensamiento que parecía que nunca se iba a acabar. Porque en ese tiempo dorado, que una vez existió, cada uno de mis latidos reflejaba el eco de su nombre.

La vida desde el  prisma de ese amor,  era liviana como el dulce aleteo de un colibrí.

Y creció la distancia que sepultaba con indiferencia al sentimiento. Y yo no quería soltar, aferrándome a mi loco deseo.

Ya no volverá ese tiempo florido. Y en mi mente  se marchitan uno a uno los recuerdos y se va erosionando el deseo.
Pero hay pequeñas reminiscencias de su ser que habitan siempre en mi alma.

Ya sólo es posible el silencio, que sepultó su presencia, en el fondo de un mar brumoso  color esmeralda.





lunes, 26 de agosto de 2024

A orillas

Hoy el tiempo se aprecia lento, como la antesala del fenómeno que está destinado a no suceder, a no ser.


Éste es pensado, a veces bajo mil puntos de vista, pero no ocurre, nunca pasa nada de lo imaginado.

No sucede, ni con derroche, ni en la más sucinta expresión.

Miraba al pasado, buscaba el futuro y lapidaba, en esa vaga tarea, el presente.

Hasta que al ser consciente de la pérdida de tiempo y de energía, volvía al ahora.

Entonces, cobraban vida las voces, el tumulto, las manías repetidas hasta la saciedad como un mantra.

El cuadro del sagrado corazón que te envolvía con su amorosa mirada y promesa de paz eterna.

Todo mezclado. El rechinar de dientes con los cantos,  las sempiternas cabezadas con la locura. Y ella me mira y asiente. Ahora si te reconozco, parece decir.

O a lo mejor su asentimiento, es sólo una proyección de mis deseos.

Las manos siempre entrelazadas, como el vínculo más fuerte y más noble.
El sutil latido de la carne. La belleza de la verdad. Surcada y profunda, como los campos arados, como si el tiempo se empeñara en dibujar complicadas geometrías en la piel. Allí donde antes hubo luz, lozanía y esplendor.

Sonrisas desdentadas.

Cae la tarde y se nota que acortaron los días.

En un rato me voy. 

Quizás a pasear por las orillas del otoño.



jueves, 18 de julio de 2024

Palabras color nude

 Los miedosos, no es que tengamos miedo a todo: tenemos miedo a muchas cosas, sí. Para todas esas cosas, más o menos incontrolables a las que tenemos miedo, somos unos cagaos, sí. Pero luego hay situaciones de la vida complicadas a las que les echamos muchos arrojos. Y luego, alguna que otra vez somos temerarios.

Yo necesitaba una salida y un camino que me alejasen de una vida que no quería. Se moría todo, me moría y en lo único que pensaba para continuar era en la remota posibilidad de que mi nueva apertura pudiese depararme él como destino. Y ahora que han pasado tantos años, ya sin pasión, sin pena ni gloria, sólo tengo recuerdos desleídos, como esas fotografías que han perdido su color con su continuada exposición a los rayos de sol. Hace mil vidas que se esfumaron las cosquillas y  los sueños robados al sueño y anhelos más profundos. Y lo que más me pesa es no acostumbrarme a vivir sin estar enamorada. 

Yo estuve allí. Cuando menos lo esperaba. En el centro de la tormenta. Sólo que ya no siento nada, sólo quedan palabras que, a veces me desnudan y también tienen el poder de  aligerar la carga. 






jueves, 11 de julio de 2024

El inconsciente también suelta

Tú que fuiste ruido en una maraña de silencio.

Fuiste esa herida que no pudo sanar sin desangrarme, por donde poquito a poco se me iba la vida. Así entendí que jamás iba a volver a encontrarte. 

Poco a poco me  he ido sosteniendo sólo con lo que realmente tengo, no con tu extraviada presencia. Dejé de alimentarme de quimeras, aunque mis ojos han perdido su chispa sagrada. Y mi voz antigua se diluyó en el mar de la nada.

Sueño que te veo entre la multitud y que no encuentro el camino que conduce hacía donde tú estás.

El caso es que yo quería fervientemente no pensarte, arrancarte de mi alma hecha pedazos, dejar de sufrir.

No sé exactamente como lo logré. Incluso ya te esfumas en mi subconsciente. 

Tú que no me ofreciste tu ayuda cuando me encontré al borde del abismo. 

Tú que llenabas de ruido el interior de mi mente enferma.

¿Cómo es posible que no me hubiera dado cuenta antes de ahora que tú eras el abismo?

Caí. Morí. Resucité.

Renuncié a (casi) todo por nada.

Nada tuve.

Nada espero. 

Vivo en el trapecio, suspendida entre tensados cables y nubes. En un peculiar equilibrio inestable.

Paso de una posición de equilibrio a otra, diferenciada de la anterior por pequeños matices.

Lo más parecido a la felicidad que encuentro, es estar tranquila, estar en paz. Quizás eso sea la verdadera felicidad: estar en paz. En una paz de vivos. La paz eterna ya vendrá cuando dios quiera.

¿A cuenta de qué vengo aquí de nuevo a partir de un yelmo recuerdo?

Probablemente a cuenta de contarme que de la muerte también se sale. Yo sé bien que hay vida después de esta vida. No es mejor ni peor, es diferente, como cada paso que damos sin entender que todos los caminos nos llevan al otro lado del espejo. Y eso, es lo único que nos iguala, junto con el nacer.

Me gusta pasearme por estos lares, llevo haciéndolo mucho tiempo.

Me gusta soltar pensamientos que no me conduzcan a ningún sitio cierto y seguro.

No es que ya no quiera. es que necesito soñar con los pies en el suelo y vivir en el trapecio, pero siempre anclada entre dos puntos, aunque sea un equilibrio inestable, como la vida misma.










 

 

lunes, 24 de junio de 2024

Crecer

 Siempre crecer, sin mirar atrás, aún a riesgo de caer al abismo.

Casi todo por descubrir y , sin embargo, atrapada por mucho tiempo en la inercia de hacer lo mismo. Muchas veces, pastando conformismo cual manso rumiante.

Pero algo se prende en mi espíritu dormido. Y empieza a tirar de mi. Y me tensa y eleva.

Siempre crecer, como única elección. Elegir la vida, incendiar el espanto.
Pedañito a peldaño, confiando en los pies y en las manos que aún nos guían hacia caminos extraños.

Nunca dar nada por hecho. Nunca dar nada por acabado.



Otra vida

A veces, me siento atrapada por una rutina contra la que  mi imaginación no puede competir.

¿Acaso no estaré desaprovechando la ocasión de nuevo? ¿Cómo se puede llamar libertad a algo que se siente como cadenas que me aprietan y me ahogan?

No he sabido llenar este tiempo de potencial puro más que con una sucesión de nuevas inercias. Podrán ser inercias más o menos cómodas, pero es que no me bastan, necesito sentir de nuevo la pasión incendiándome el alma.

Cuando estaba saliendo de mi última crisis, sentía que había perdido el tiempo hundida en la prosa vil.

Ahora lo que me pasa es que empiezo a no reconocerme en nada: ni físicamente, ni en lo que hago, es como si se hubiese destruido mi fuerte personalidad con la crisis y me hubiese dejado pastando conformismo cual manso rumiante.

A veces siento los malos hábitos dinamitando todo lo que soy.  Me veo repitiendo hasta la naúsea cosas y situaciones que se bien que no funcionan. Y lo peor es que lo sé y no hago nada para evitarlo.

Hace mucho, le decía a una niña a la que ayudaba con las matemáticas: poco a poco construiremos un castillo. Ese infame plural con el que nunca construí nada.

Desde  luego que perdí el tiempo hundida en la prosa. Pero tampoco he sabido fundirme en unos maravillosos versos. Y tampoco creo que sea necesario.

Sin darme cuenta había decidido, para poder soportar el dolor de mis diversas heridas, renunciar a sentir y así me quedé reducida a la más mínima expresión. Y así he ido funcionando por un tiempo que ya se me antoja demasiado largo.

Ahora me pesa la renuncia absurda a los pequeños y grandes placeres de la vida. Porque es innecesario renunciar. Porque más allá del perdón y de los sentimientos de culpa, también hay vida.

Quiero no reconocerme en lo que soy ahora. No voy a volver a caer. Lo acepto y es el punto de partida de mi progresivo cambio. 

He estado aterida de miedos y llena de destructiva ansiedad demasiado tiempo. Creí que nunca iba a volver a ser yo. El hecho es que nunca me fuí del todo. Y que ya no quiero está vida. Entonces no me queda más remedio que inventarme otra. 

Allá voy.



miércoles, 24 de abril de 2024

 Muchas palabras para decir tan poco, para a tientas escarbar en la reseca tierra e intentar encontrar mis raíces. 



Confidencial

Sin pasión y sin entrega. Procuro desenvolverme en el vacío, este vacío que cada vez se hace más grande y en el que pongo menos cosas cada día. No es que haya tirado la toalla, es que la toalla, sencillamente, nunca existió.

Me he vuelto minimalista del sentir. Como siga así me voy a convertir en una escultura de sonrisa etrusca.
Hay demasiadas cosas para las que no tengo ni voy a tener respuesta. Por eso será que he aprendido a levantarme cada día aderezada con la única compañía de mis incógnitas. Cómo si no fuese el sino del ser humano convivir con ellas. Con las incógnitas, digo. Siempre superan a las respuestas.

Yo no me he propuesto volver a sentir. Quizás, lo que si decido libremente es amplificar las señales. Esas que noto dentro de mi y que a veces sacuden un poquito este pequeño mundo mío que he logrado construir.

Construyo sin saber nada. Sin palabras. Con un pensamiento fugaz que, a veces, se convierte en un fogonazo. O un fogonazo que me conduce a tu ser, sin remedio, una vez más, sin yo preverlo. Y me conformo con esa forma tan abstracta de ti, en la que reinan en soliloquio mis palabras, sin piel contra piel, sin estar, pero al mismo tiempo con la más plena presencia. 

Respirando hondo, modulo los instantes. Esos en los que te intuyo porque sí. Vuelves, sin moverte del sitio, para regalarme (de alguna manera) tu suavidad y ternura. Creo que, en realidad, tú nunca te has marchado de mi. Pese a mi inconstancia. Y mi poca fe. La poca que me dice que no voy a volver a confundirme y que soy la única responsable de mi destino.

Cómo explicar la vida sin ti, sin mi reloj y sin mi medida del espacio. 
Cómo decir que no sé ni como he logrado reconstruirme. Yo que hube de atravesar el centro del dolor y entregar una vida desnortada a cambio de coronar el reino de la soledad y del desapego. 
¿Sabes?, yo no tengo ni quiero lujos mundanos. Sé bien que puedo vivir sin verte, sin saber de ti, aunque a veces te confunda (por un instante) con otros avatares con los que me cruzo en la vida. Ya que aunque parezca imposible, nunca se extinguió mi deseo.

Tú me inspiras. 
Siempre pensé que te encontrabas al otro lado del espejo, sin entender lo que realmente ocurre: tú me habitas. Juegas a ser tú en cada poro de mi piel. Dentro de mi, en una apariencia de "siempre", de continuidad en la variación. Puede que al instante siguiente de ser en mi dejes de serlo y que  sólo me acompañe la nada, porque en este juego sutil lo único cierto es que nunca se sabe.

Hoy sólo soy una superviviente. Y, ¿ cómo podría alguien ser otra cosa?

Después del estruendoso ruido y de mi caída , creo que los instantes de paz que acontecen en mi día a día, son la única forma de felicidad posible que hoy y ahora tiene mi alma.

Muchas palabras para decir tan poco, para a tientas escarbar en la reseca tierra e intentar encontrar mis raíces. 

Tú lo haces más sencillo y no utilizas ni una sola palabra para conmigo, sólo la sutil vibración de tu ser en mi ser, construyendo sensaciones que no necesitan pasar por el filtro del intelecto. 
¡Y que para mi se queden!

Rasgo uno a uno los velos de la realidad. Detrás del último sólo queda la niebla persistente de mi memoria en la que se va desdibujando con fruición mi propia experiencia de vida. Ahí se mezclan todos los tiempos, sin orden ni concierto, como si tú y yo hubiésemos ocurrido en un mismo instante que se prolonga más allá de la muerte.






viernes, 5 de enero de 2024

Recordar

Hoy recupero un fragmento de un escrito de hace años.

Ahí va...


El corazón es un palacio de sólidos muros, que se elevan desafiantes hacía las nubes de tormenta, sus sillares son transparentes para quien sepa ver con los ojos del alma. Sus habitantes se cuentan por millares y puede hacerse tan grande como varias galaxias.

Nunca es tarde para llegar a él, porque aunque pensamos que tenemos uno cada uno y que es algo propio el gran palacio transparente es único. Sus puertas están abiertas para quien quiera a él llegarse.

Y añado...

Al resguardo de sus muros nada malo puede pasarte. 

En él, no existen ni espacio ni tiempo, sólo el prana que emana de la gracia divina y que todo lo inunda.

Y con los ojos cerrados, a su resguardo, pudiera suceder que sientas el dulce aleteo, dentro de tu pecho de tu ángel de la guarda, ese protector que te conecta con las otras dimensiones del mundo.






 Recupero este fragmento de un texto que escribí hace años, que es de mi agrado:


Al borde del precipicio, te das cuenta que la única constante, que enlaza todo lo que hay en la vida, es el amor. Todo lo demás, lo creas o no, no son más que datos.




lunes, 1 de enero de 2024

Espacio afín

Con frecuencia,  las cosas llegan. No necesariamente allí donde hay deseo o deseos, sino donde hay verdadero amor.




Las cosas que nunca me dije

Estoy aprendiendo a no detenerme demasiado en aquello que no resuena con mi interior.

Hoy creo en lo que siento, más que en lo que deseo.

Cuido como un tesoro los lugares ciertos donde existe una auténtica reciprocidad.

Me gusta amar sin miedo y sin demora, porque nunca se sabe...

También acepto lo que no es como yo quisiera que fuera.

Entiendo la soledad como maestro de maestros y no como pesada carga.

Amo el silencio como el potencial de todo lo que no es ruido, como germen de todas las palabras.

Aprendo a no quedarme en los extremos de este juego de contrarios que es la vida, sino a disfrutar de muchos de sus delicados matices intermedios.

Aprendo a aprender todo lo que no es reglado, sino aquello que con la intuición se descubre y que aligera el alma.

Y el tiempo pasa. Y todo muta. Pero, sobretodo, amo la vida.