¿Acaso no es evidente la diferencia entre las palabras que
emanan del pensamiento y aquellas que pone de manifiesto el corazón?
Una incesante búsqueda de esos rasgos que nunca se
terminaron de definir ni de concretar.
Esos susurros en cascada metálica que me sumieron en el
horror y la confusión.
Sin entender que la búsqueda ha concluido ya.
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