sábado, 3 de octubre de 2020

Hay cosas que no tienen remedio

 Y cuando ya no lo esperaba, en menos de una centésima de segundo, volví a caer. 

Y por vez primera, todavía  sintiendo el punzante dolor de mi error, pude perdonarme. 

Y entonces, supe que en esta vida hay pecados para los que existe perdón, pero no hay nada para la herida que se forma, carece de cura.

Y entendí que ahí, al lado de lo que sostiene, se encuentra agazapada y siempre al acecho la locura.



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