sábado, 2 de septiembre de 2017

Cuando se empieza a regenerar el corazón, desde el espacio de la calma, se aprecian bien las ausencias. Se sienten en su tejido cicatricial, pero ya no duelen tanto. Incluso desaparece el dolor en algunos casos.


El sufrimiento desordena la mente y convierte en un torbellino de confusión los sentimientos.

Ahora, en otro espacio y a destiempo,  brotan las cosas que realmente son, todas esas cosas que nunca dije. Son cosas que no pueden ser dichas pues no son las palabras su medio de expresión. Son cosas que sólo "llegan" a través de la sutileza de los actos.















Sólo fue que dejaste que me marchase.
Es sólo que yo no podía ya quedarme más.

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