jueves, 21 de septiembre de 2017

Ahora

Ahora cada componente del "todo", se ha convertido en algo con un grado de complejidad mucho más elevado. He cambiado tanto y tan deprisa que apenas me reconozco.

Es muy difícil continuar con el tiempo que ya no es tu tiempo, nuestro tiempo. Tampoco es ya el tiempo común de todas esas almas con las que he dejado de compartir camino.

Ahora todo se acerca cada vez más al mundo del silencio, silencio que cuando se alcanza genera un incesante goteo en el que aparecen nuevas fórmulas magistrales para aliviar el dolor del alma.

Ahora sé que tú fuiste la primera luz que prendió mecha en mi espíritu dormido, demasiado dormido estaba como para aceptar tal y como es la realidad y como tú eras aceptarte.

Antes las palabras venían a mi y era un gozo poder ordenarlas en mi mente. Eran un como un curso de agua caudaloso en el que yo aprendí a moverme. La intensidad de los acontecimientos es muy cambiante.
Ahora tengo que salir fuera a buscarlas, para entretener los vacíos que campan en mi. Es como un paseo por el bosque, es dejarse llevar por el instinto y perderse entre la fronda en recónditas veredas para desde sus diferentes pulsos de vida ver que no es nada diferente del interior, es una manera de proyectarse y verse en el espacio, en el mundo de la dualidad.
No se puede captar de fuera nada que no se lleve dentro, porque es lo mismo.

Ahora es caminar por una cinta gigantesca de Moebius, donde no queda claro cual es el interior y cual el exterior, depende del sistema de referencia que se tome y del punto en que te encuentres en un momento dado.

Ahora es aprender de nuevo el nombre de los seres y de las cosas, para en otro tiempo volver a olvidarlo y crecer un poquito impregnada de sus esencias.


















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